VITICULTURA

Los viticultores refuerzan la lucha contra la fauna silvestre

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photo_camera Cierre para prevenir los ataques del jabalí en una viña de O Barco.

Además de las viñas, los cultivos de cereales y repoblaciones de castaños sufren los peores daños

A un mes del inicio de la vendimia, las viñas se convierten en objeto de deseo para los jabalíes. Este animal gusta más de las uvas cuando comienzan a madurar, causando importantes daños en el viñedo y obligando a los viticultores a tomar medidas. No es la única especie que tiene a las uvas en su alimentación, también los corzos y, sobre todo, los tejones, disfrutan con su sabor. El ataque de la fauna silvestre se suma a una larga relación de factores adversos que afrontan los agricultores y ganaderos del oriente provincial. Para salir adelante solo disponen del apoyo de los cazadores y las ayudas económicas de la Administración autonómica.

El animal más temido es el jabalí. Sus ataques destrozan campos de cereales, pastizales, viñas, plantaciones de castaños y todos aquellos lugares donde buscan el alimento. "Supoñen un aumento dos costes dos agricultores, que deben poñer peches perimetrales", explicó Pedro Rodríguez Parente, presidente de la Asociación de Gandeiros do Macizo Central (Agromacen). Un colectivo de afectados es el que forman los viticultores. Lo confirmó Francisco García Álvarez, presidente del Consello Regulador de la Denominación de Orixe Valdeorras. "Agora, que case non hai auga nin comida, comen as uvas", dijo. Añadió que los productores recurren a cerrar las fincas, colocar espantapájaros o cintas de papel de aluminio, entre otros métodos. Sin embargo, no siempre son efectivos y los animales son capaces de escarbar para colarse por debajo de los cierres.

Jerónimo Blanco Álvarez, presidente del Tecor Societario de manzaneda, corroboró los destrozos causados por el jabalí. "Fai dano nos prados, plantacións de centeo, come as uvas. Nas viñas, actúa cando a fruta empeza a madurar. Por esta zona, a maioría de fincas particulares están valladas", comentó. Cuando el jabalí arranca las uvas de un racimo, también se lleva la rama y todo lo que se le resiste. El tejón se lleva más fruta, pero lo hace más limpiamente y no daña el resto de la cepa.

Los corzos comen uvas, pero su acción es más dañina en las plantaciones de castaños y, de frondosas en general, pues se restriegan contra los árboles y destrozan sus cortezas. "Hai danos terribles", afirmó Pedro Rodríguez, de Agromacen.

Apoyo de los cazadores y algunas ayudas públicas

Los cazadores, que se preparan para la temporada que comienza en septiembre, prácticamente son la única ayuda que recibe el agricultor para evitar que la población de jabalí se dispare. "Dámoslle moita caña", comentó Jerónimo Blanco, presidente del Tecor Societario de Manzaneda. En todo caso, los trámites burocráticos requeridos para organizar las batidas son considerados excesivos por colectivos como el de los ganaderos del Macizo Central. "Alguén debe poñer freo a isto", comentó su portavoz, Pedro Rodríguez.

La Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio es consciente de los daños de la fauna silvestre. Fruto de esta inquietud aprobó una serie de medidas para ayudar a financiar las medidas preventivas. La cuantía total es de 400.000 euros y las subvenciones son de 500 euros por perros de raza mastín, 600 de cantidad máxima para pastores eléctricos y 200 euros por malla de 50 metros para curros de malla electrificada.
También hay ayudas para paliar los daños del jabalí y sus cuantías dependen del cultivo, cubriendo un máximo de 1.500 euros por beneficiario y oscilando entre los 0,11 euros por metro cuadrado de trigo, centeno o prado y los 1,70 de las hortalizas como el tomate o la cebolla.

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