Los niños, ataviados con espadas, escudos y algún elaborado traje castrexo rescatado de los multitudinarios foliones fueron los protagonistas
Los niños, ataviados con espadas, escudos y algún elaborado traje castrexo rescatado de los multitudinarios foliones que durante una década se celebraron a caballo entre Celanova y Castromao, fueron los protagonistas ayer de la primera edición de la "Castrexiña".
La celebración, surgida a través de una quedada en las redes sociales, apenas tuvo repercusión entre la población local. Apenas un grupo de familias con niños apareció puntual en la plaza "das Pitas" para, provistos de bocadillos y botellas de agua, subir andando hasta Castromao para conocer los orígenes de Celanova y disfrutar de una jornada reivindicativa del castro, uno de los más importantes del noroeste peninsular.
Atrás quedaron los multitudinarios clanes castrexos que, desde las diferentes parroquias, se daban cita junto a la réplica de la "Tessera Hospitalis", la placa en bronce del año 132 d.C. que da cuenta del pacto de hospitalidad alcanzado en el siglo I por los lugareños y los romanos. "Hoxe todos somos coelernis", apuntaban los participantes, en referencia a los antiguos moradores de estas tierras.
