reportaje

Los "mejores amigos", desterrados

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photo_camera Algunos de los animales que esperan por un nuevo amigo en la perrera de Ourense.

Alrededor de 104.000 perros y unos 33.000 gatos son abandonados cada año en España. Durante los meses estivales se produce un aumento considerable, tal y como explica Julia Page, secretaria de la asociación Progape Ourense

Comienza el verano, no hay vuelta atrás. Tiempo de vacaciones (para algunos), de viajes, de celebrar el buen tiempo (cuando llegue) y de recorrerse la geografía ourensana de fiesta en fiesta cada fin de semana. Pero en el trasiego veraniego de familias y grupos de amigos, algunos compañeros se quedan perdidos en el camino para, en el mejor de los casos, amanecer en el albergue de una protectora. 

Durante los meses estivales, el número de abandonos de perros y gatos domésticos aumenta considerablemente, tal y como explica Julia Page, secretaria del colectivo Progape Ourense. "Además del verano, la peor época del año para los perros es el final de la temporada de caza, mientras que para los gatos son los meses de mayo y junio, cuando las gatas dan a luz", comenta. Page explica que, en las últimas semanas, han recibido a más de veinte gatitos recién nacidos: "A veces incluso llegan con el cordón colgando, porque en cuanto su madre los saca, los dueños los cogen y los tiran". Por otra parte, la secretaria de Progape señala un "nuevo" tipo de abandono, aquel en el que el propio dueño llega al albergue para dejar allí a su mascota. "Dicen que se tienen que cambiar de piso, que no tienen espacio... Vamos, que ya no los quieren con ellos", señala. "Creen que no están abandonándolos porque los dejan aquí directamente ellos, pero esto es lo que es". La obligación legal de colocarle un "chip" identificativo a todos los perros es la principal razón que motiva esta actitud, en palabras de Page. 


¿SOLUCIONES?


Países como Holanda imponen multas de hasta 16.000 euros por abandono o maltrato de animales y, en los casos más graves, una pena de cárcel de hasta tres años. En España, en estos momentos, la multa asciende a los 500 euros como máximo. Desde la organización piden a las autoridades el aumento de la cuantía económica de las sanciones, además de una mayor participación y preocupación por la situación. "Este es un país en el que se ve como arte torturar a un animal hasta matarlo", dice Page, mientras se muestra poco esperanzada con los posibles cambios futuros en la ley española. 

No obstante, deja claro que también hay mucha gente maravillosa que llega al albergue deseando ayudar y llevarse a un animal. "Hay quien entra aquí y te dice directamente que le des a un abuelo, a uno al que nadie quiera y al que le quede poco, para cuidarlo durante sus últimas semanas", comenta. "Y por eso seguimos aquí, porque no es algo sencillo".

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