VERANO

La parte alta de la ciudad

OURENSE. 09.01.2015 CLAUSTRO DE SAN FRANCISCO. FOTOO: MIGUEL ANGEL
photo_camera Claustro de San Francisco.

Han ido ya a visitar el claustro de San Francisco? Si no lo han hecho, es un buen plan para hoy.

Han ido ya a visitar el claustro de San Francisco? Si no lo han hecho, es un buen plan para hoy. Por la mañana abre a las nueve y media y por la tarde no cierra hasta las nueve, así que pueden ir en algún momento fresco. Si son versados en arte, les gustará comprobar su estilo gótico con reminiscencias arcaizantes y admirar la riqueza escultórica de los capiteles pero si todo esto les suena a blablablá aburrido y pomposo, pueden olvidarlo y simplemente disfrutar de las palmeras, el césped y divertirse buscando en la parte de arriba de las columnas a la bailarina, al falso gaiteiro y otras figuras que se esconden aquí.

Cuando se hayan hartado de claustro, les recomiendo que no abandonen la zona ya que, justo al lado, tienen el cementerio de San Francisco.

OURENSE. 03.08.2015. CEMENTERIO DE SAN FRANCISCO, ANGEL DE LA ENTRADA. FOTO: MIGUEL ANGELNo sé por qué, parece que uno no puede visitar el cementerio de su ciudad – sin ser tildado de raro o morboso – si no es para visitar a algún difunto en concreto. A mí lo que no se me ocurre es un motivo para no ir: un cementerio es un lugar de paz, de misterio e imaginación o de simple belleza escultórica, entonces, ¿por qué hay que tener una excusa (tal como haber sido gótico en la adolescencia o tener un trantornito mental) para verlo? Entren, ya están al lado, no se lo pierdan. Además de disfrutar la paz, el misterio o la belleza, es bonito buscar a los ilustres, que no son pocos: Lamas Carvajal, Otero Pedrayo, Blanco Amor, Prego de Oliver… por nombrar solo algunos.

Al salir, bajando un poco, pueden parar en el mirador que está al lado de Carmelitas y disfrutar de las vistas hasta donde su mirada alcance. O centrarse justo en lo que tiene debajo, la zona de vinos y elegir un buen lugar para tomar su merecido refrigerio. Hay tantos y están casi todos tan bien, que no sabría qué recomendarles.

Mira Ourense: Columnas

cam00194_resultLa semana pasada les hablaba de mi perplejidad ante el cartel de “Canicas” que habían puesto en una columna. Como no entendía bien su propósito o procedencia, decidí volver esta semana a ver si seguía. No, no seguía, la columna estaba vacía. Así que miré bien las de al lado por si acaso me había confundido de columna y así fue como di con esta inscripción.

Si el cartel de “canicas” en un sitio donde no las había ya me parecía misterioso, éste, “columna 2, columna 3” me dejó completamente patidifusa… Hasta que di con la solución: esto no indica un lugar de juego, no, ¡esto indica un punto de entrega!: ¿contrabando?, ¿artículos robados?, ¿droga? Oh, cielo santo y yo lo he sacado a la luz. ¿Estaré en peligro?, ¿subirán unos mafiosos enfurecidos a buscarme a la redacción del periódico para exigirme explicaciones?, ¿apareceré muerta en un contenedor?, ¿estaré viendo demasiadas series de mafia y asesinatos?

Dulce hogar: Ocio ergonómico

En esta sección, suelo referirme a internet (un imprescindible), a la importancia de aislarse de la mirada (y juicio) de los vecinos y a la biblioteca como lugar para adquirir sus artículos de entretenimiento. Pero hoy voy a hablarles de un adminículo que, una vez que lo tengan, se hará imprescindible en sus jornadas de ocio: las gafas periscópicas.

¿Recuerdan haber hecho en el colegio, con dos espejos y una caja de galletas María, un periscopio como el que usan los submarinos para ver la superficie? Pues el procedimiento es parecido, solo que el juego de espejos que tienen estas gafas, en vez de permitirle ver las cosas que están a la altura del techo (lo cual no tendría más sentido que observar una suciedad que nunca limpiarán) les permite ver la tele estando acostados.

Ustedes están tumbados, rectos, cómodos, con su vista clavada en el techo, como cuando duermen, pero las gafas les muestran la pantalla que tienen enfrente: ¿no es genial? 
¿Cómo descubrí semejante invento? En una película agradable aunque prescindible en la que Jack Nicholson y Morgan Freeman, en su condición de vejetes, usaban estas gafas para no sufrir dolores de espalda. ¿Cómo pueden conseguirlas? En internet, como todo. ¿Qué aspecto tendrán con ellas? Muy ridículo pero nadie les ve.

“Esto sirve para verse el pito, ¿no?” me preguntó el otro día un colega al que se las enseñé. “Supongo que si lo tienes, sí” fue lo único que alcancé a responder tras varios segundos de estupor. 

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