Los espectáculos medievales, el desfile, la música y la gastronomía encandilaron al público que asistió
Ribadavia revivió ayer su historia, transportando a miles de visitantes a la época medieval. Los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar de numerosos espectáculos para todos los públicos y todos ellos alusivos al medievo, además de la música tradicional que no faltó en cada recuncho del casco histórico, junto con la buena gastronomía.
La XXVI Festa da Istoria se inauguraba con el gran desfile que partió del entorno de San Francisco y recorrió por primera vez el barrio judío. Nobles, clérigos, caballeros con sus monturas, verdugos y prisioneros, damiselas y miembros de la realeza, junto con soldados, danzantes y malabaristas, además de músicos y ajedrecistas, despertaron una gran expectación entre la multitud de gente que atestó las calles para verlos. La comitiva acabó ante la fachada del castillo de los Sarmiento en donde se leyó el pregón, que daba paso al resto de actividades que se repartieron entre la Praza Maior, el auditorio del mismo castillo y en pleno corazón del casco histórico de Ribadavia.
En torno a 500 voluntarios hicieron posible este macroespectáculo participando en el desfile, el baile medieval, el ajedrez viviente, talleres para niños o la boda judía, entre otros, al mismo tiempo que colaboraron codo con codo con codo con la coordinadora de la Festa da Istoria, que se encarga de la organización, y de la que forman parte en torno a una veintena de personas.
La exhibición de cetrería llamó especialmente la atención del público por la belleza de las rapaces y su magnífico adiestramiento. También atrae cada año a numerosos espectadores el torneo de los caballeros. Debido a su éxito en cada edición, la coordinadora organizó este año un taller para los niños con el fin de enseñarles a montar e ir preparándolos en el arte del combate.
El tiro con arco, con ballesta y los espectáculos de música y pirotecnia, entre otros, completaron la programación en esta edición, que tradicionalmente culmina con la cena medieval a la que sólo unos pocos privilegiados pueden acceder, ya que se celebra en el centro social de la de la Iglesia de la Madalena, que cuenta con un aforo muy limitado.
