Turismo rural o turismo de aldea

Reportaje turismo rural ribeiro
13-3-15
Pazo de Esposende
photo_camera Interior de un establecimiento de turismo rural, en Ourense. (MARTIÑO PINAL)

Veranear en el pueblo se ha convertido en una opción económica para disfrutar de las vacaciones. Y aunque el éxodo rural provocase que muchas aldeas quedasen vacías, el turismo rural sobrevive

La tranquilidad, el reencuentro con la familia y las raíces confieren a los pueblos y aldeas una imagen especial en verano. Son muchos los que suelen veranear en sus aldeas de toda la vida y dicen hacerlo para desconectar de la rutina y para olvidarse durante unos días del estrés de la oficina u otras actividades.

Estar en contacto con la naturaleza o respirar aire fresco son otros de los motivos por los que muchos no dudan en hacer las maletas y marcharse a su pueblo nada más llegar la época estival. Es lo que se llama el turismo de raíces o turismo de aldea, en un lenguaje más coloquial. En contraposición está en turismo rural, más normalizado y profesionalizado.

Por lo que respeta a este último aspecto, pasar unos días en una casa de turismo rural es una apuesta muy socorrida, pero el sector en Ourense no acaba de despuntar. Ayer mismo el Instituto Nacional de Estadística dio a conocer los datos de junio sobre viajeros y pernoctaciones de turismo rural.

Si tomamos hacemos un análisis desde enero y lo contraponemos con el mismo periodo del año pasado observamos que crece el número de viajeros que se hospedan en casas de turismo rural, pero pasan menos días. Desde enero a junio de este año se registraron 9.891 viajeros y 14.612, mientras que en el mismo periodo del año pasado la cantidad fue de 9.455 viajeros y 16.496 pernoctaciones.


TURISMO DE RAÍZ

El denominado turismo de raíz da vida a muchas localidades, estimula la actividad de pequeños negocios y rejuvenece por un tiempo limitado las aldeas y pueblos de la provincia. Varios testimonios recogidos ayer señalan que lo mejor de las estancias en el pueblo es organizar encuentros con amigos de la infancia y recordar anécdotas de cuándo eran pequeños. Sin embargo, aunque a muchos les resulta difícil desvincularse de sus raíces, cada vez son más los que optan por no disfrutar de sus días de descanso en su aldea porque sus pueblos cada vez se están quedando más vacíos.

La falta de oportunidades laborales ha obligado a muchos de los vecinos a emigrar a otras urbes. Todo esto configura un mapa de pueblos casi desérticos que no animan a pasar unos días.

Sobre esta actividad no hay datos, cuando menos contrastados. Sí los hay sobre turismo rural. El INE audita mensualmente la ocupación de los establecimientos de turismo, también de las casas rurales. En el caso de Ourense, se ven cierta atonía en el sector en los últimos meses y el repunte se ve con claridad solo en fechas muy concretas, casi siempre ligadas a Semana Santa, algún puente festivo y el verano. El INE solo dispone de datos cerrados a junio pero, si analizamos los de los últimos años, es de esperar que julio y agosto tengan aceptables niveles de ocupación.

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