Aún se podía ver a su derecha el pequeño jardín que bordeaba el Gobierno Civil
La fuente y la iglesia de los Franciscanos son probablemente los únicos que han resistido en este rincón del a ciudad el inexorable paso del tiempo. Todo lo demás ha cambiado, o mejor dicho, “desaparecido”.
Esas vallas que se ven en primer plano eran las que protegían a los peatones de accidentes durante las obras de la Torre Ourensana; el edificio de la panificadora Cívico Militar ya había caído bajo la piqueta. Aún se podía ver a su derecha el pequeño jardín que bordeaba el Gobierno Civil. La acera de enfrente la ocupaba el chalet del doctor Gil Torres, que como ya sabéis desde los 40 alojó la Jefatura Provincial del movimiento. Y el magnífico edificio que se ve a su lado, es el que desapareció para dar paso al que actualmente ocupa el Pastor Santander. Ahí estuvo una tienda de ultramarinos y la famosa sala de fiestas El Retiro, también un peluquero de los de antes, y en el primer piso del edificio de la esquina un lugar de desagradable recuerdo.
