Un grafitero y el dueño de un garaje decidieron comunicarse a través de escritos en la puerta de entrada del parking
Hay personas empeñadas en dejar su mensaje, sea donde sea. O eso pasó con esta historia. Alguien hizo un graffiti en la fachada de un garaje y el dueño decidió borrarlo. Pero el autor de pintura decidió dejarle un mensaje por ello: "Me sobra tiempo y pintura". Ante esto, el hombre decidió responder al al grafitero: "a nosotros (nos sobra) disolvente". Si parecía que la conversación no podía ir a más, el autor de la primera pintada volvió a aparecer de una forma más directa: "Disuelveme los cojones", escribió. Falta por saber si seguirán los mensajes.