DE QUÉ SE FALA

Por qué ahora no hay moscas

20170112155339988_result
photo_camera Las moscas pueden reproducirse en cualquier parte del mundo y deambular por las casas.

Si algo tiene bueno el invierno es que las moscas no molestan pero, ¿dónde se esconden?

Casi que como por arte de magia, las molestas moscas desaparecen cuando comienza la época más fría del año, ¿a dónde irán? ¡Vamos a averiguarlo!

VIDA
A pesar de ser uno de los insectos más conocidos, y molestos, poco sabemos de ellas como, por ejemplo, cuánto llegan a vivir. Nos centraremos en la mosca doméstica, que es la que conocemos todos, para saber un poco de ellas.

Este tipo de mosca puede reproducirse en cualquier parte del mundo y deambular por las casas y prácticamente por cualquier lugar en  el que existan desperdicios orgánicos. 
Se considera que la mosca que todos conocemos proviene de África, aunque hoy en día se encuentra en cualquier parte del mundo, estableciéndose a partir de que el hombre comenzó a convivir con animales domésticos.

Una vez que sufre la metamorfosis completa que va desde huevo a convertirse en adulta vive pocos días; es decir, una mosca adulta vive habitualmente entre 15 y 25 días.

INVIERNO
Una mosca vive entre dos y tres semanas si está a gusto con las altas temperaturas de verano.  Cuando llega el frío su ciclo de vida se vuelve más corto debido a los problemas de supervivencia que le surgen, pero esto no quiere decir que desaparezcan; simplemente no las vemos. 
Seguro que te ha pasado que en pleno invierno oyes a una mosca pululando por tu casa o dando golpes contra un cristal. Esto se debe a que hay una mosca medio invernando o en estado adormecido en algún rincón de tu casa y cuando sube la temperatura decide salir a alimentarse.
También, en algunos días soleados o días en los que haya subido la temperatura podremos ver alguna mosca por la calle o el campo, y es por lo mismo, aprovechan el incremento de la temperatura para salir a comer y volver tan pronto como puedan a su escondrijo para esperar el final del invierno.
Aun así hay poquísimas, y es que el invierno se les hace muy duro y no muchas sobreviven en estado adulto. Por mucho que traten de ocultarse en  un sitio de interior pocas pueden engendrar y afrontar el invierno hasta la llegada del calor. 

¿PODRÁN EXTINGUIRSE?
No se cree que esto pueda suceder. En realidad el invierno apenas afecta a las crisálidas (el insecto se encuentra en la fase de desarrollo) ya que permanecen en sitios ocultos a temperaturas cálidas y se desarrollan completamente cuando comienzan los días más calurosos. En esta época la comida no es un problema debido a la abundancia de frutas y flores por lo que la población de moscas crece y culmina en verano con una gran cantidad de ellas. En tan solo 24 horas los huevos de la mosca eclosionan como larvas o gusanos y en una semana ya hay una mosca adulta.
Así que por mucho que dure el invierno, la crisálida 
de la mosca no corre peligro alguno. 

CURIOSIDADES
Las moscas alcanzan su total desarrollo antes de abandonar la envoltura que las retiene. Cuando veáis reunidas moscas de diferentes tamaños, no penséis que las pequeñas son jóvenes y las grandes viejas: son especies distintas, pero todas en plena madurez. Adquieren su proporción máxima natural antes de abandonar la cuna donde han pasado el invierno. 

La razón por la cual raras veces nos molestan las moscas durante esta estación es que unas han muerto y otras no han nacido todavía.

A medida que aumentan los fríos, parece que las mos
cas se ponen más soñolientas, hasta que se hace difícil conseguir que abandonen el objeto sobre el cual se hallan posadas y donde, al parecer, se disponen a morir.

No pueden ni siquiera sacudirse las alas y asearse, como acostumbran hacer a principios del verano, y caen con facilidad en los recipientes que contienen leche u otros líquidos. Éstos son signos de que sus cortas vidas están próximas a extinguirse, porque el invierno es demasiado riguroso para ellas. Pero en la primavera próxima veremos a sus hijas.

El otoño es una estación funesta para las moscas. El continuo descenso de las temperaturas no les sienta bien, son realmente sensibles al frío y no pueden sobrevivir al aire libre durante los períodos de nieve y heladas. Pero en primavera resurgirán y las volveremos a tener por todas partes.

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