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Conociendo el corazón

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Síntomas que deben alertar de un problema cardiológico en la infancia 
 

La prevalencia de problemas cardiológicos en la infancia es afortunadamente baja comparada con otro tipo de enfermedades infantiles. Además, es preciso mencionar de antemano que, a día de hoy, la gran mayoría de los problemas cardiológicos son solventables. “A grosso modo”  las enfermedades cardiacas pueden ser debidas a:

1) algún tipo de afectación estructural-funcional, o

2) alteración eléctrica (sin requerir por tanto de  anomalía estructural).

Los pacientes con enfermedad cardiaca estructural-funcional tienen con frecuencia síntomas del tipo de dolor de pecho, palpitaciones y/o dificultad para respirar cuando realizan algún esfuerzo, así como mareo o incluso pérdida de conocimiento con esfuerzos extenuantes. En raras ocasiones, la disminución de la distensibilidad del ventrículo izquierdo o la hipertensión pulmonar secundaria a las enfermedades de la estructura del corazón puede provocar síntomas sugestivos de broncoespasmo inducido por ejercicio, que se malinterpretan como asma de esfuerzo.

De hecho, la normalidad de las pruebas de función pulmonar en un niño con sospecha de asma de esfuerzo debe condicionar la evaluación cardiovascular del paciente para descartar patología cardiaca.

Ejemplos de diferentes afecciones en la estructura-función del corazón son la miocardiopatía hipertrófica (la causa más frecuente de muerte súbita en menores de 30 años), la miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho y la disección/ruptura asociada con el síndrome de Marfan.

Por el contrario, aquellos pacientes con problemas eléctricos pueden estar asintomáticos (ausencia de síntomas) o presentar clínica del tipo de mareo y/o pérdida de conocimiento, generalmente con el reposo (a diferencia de las alteraciones estructurales en las que es predominantemente con el ejercicio). Algunos ejemplos son el síndrome del QT largo, el síndrome de Wolff-Parkinson-White y el síndrome de Brugada.

En ambos grupos (alteraciones estructurales o eléctricas), es importante indagar la presencia de antecedentes de enfermedades cardiológicas en la familia, sobre todo la presencia de muerte súbita precoz (considerada como aquella que acontece de forma repentina antes de los 50 años). 
Aunque estas causas son hereditarias, en la infancia puede haber también enfermedades adquiridas durante el desarrollo. Una de ellas es lo que se conoce como “commotio cordis”. Este término define la afectación cardiaca debido a un impacto leve en la pared anterior del tórax en personas con un corazón normal. Un golpe directo sobre el corazón, en una fase vulnerable de la relajación eléctrica, sería capaz de desencadenar una arritmia maligna.

Otra alteración adquirida es la miocarditis. El miocardio puede también resultar dañado directamente por virus o bacterias. La respuesta inmunitaria del cuerpo puede dañar el músculo cardíaco en el proceso de combatir la infección. Esto puede llevar a que se presenten síntomas de insuficiencia cardíaca (hinchazón (edema) en las piernas, los pies, incapacidad para respirar adecuadamente estando acostado, etc. En recién nacidos puede cursar en forma de ansiedad, retraso en el desarrollo, dificultades para alimentarse, fiebre y otros síntomas de infección, respiración rápida, manos y pies pálidos y fríos, etc. 

¿Cómo se diagnostican dichas afecciones?

Aunque no se puede generalizar puesto que son enfermedades bastante heterogéneas, se podría decir que las alteraciones en la estructura del corazón se diagnostican mediante ecocardiograma mientras que las alteraciones eléctricas se diagnostican, o sospechan al menos, con un simple electrocardiograma.

¿Qué pacientes deben ser remitidos a estudio médico? 

Aquellos niños que presenten alguno de los síntomas previamente mencionados deberían acudir a su médico para reevaluación. 
Otra situación diferente es la evaluación deportiva. La Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas recomienda una evaluación sistemática de los antecedentes personales y familiares, la realización de historia clínica, la exploración física general y específica con tensión arterial, presencia de deformidades torácicas, auscultación cardiaca y palpación de pulsos. Además, dicha sociedad recomienda la realización sistemática de un electrocardiograma en la evaluación predeportiva.

Será por tanto primordial que familiares y médicos trabajemos juntos para detectar posibles signos de alarma en el niño que motiven un examen cardiológico dirigido a detectar dichas enfermedades de forma temprana.

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