Érase una vez la Tierra

HISTORIA: ¿CÓMO SE MEDÍA EL TIEMPO EN LA ANTIGÚEDAD?

Ante la necesidad de controlar el tiempo y antes de que existieran los relojes, las antiguas civilizaciones medían el tiempo por medio de la rotación de la Tierra, al observar las posiciones del sol en el cielo, las mareas y las fases de la luna. El reloj marca nuestra posición en la Tierra, es decir, a las 12 del mediodía, el sol está encima de nuestras cabezas; a la 1 se halla un poco más hacia el lado del mar y así va avanzando en esa dirección cada hora que pasa. El primer reloj se inventó en Egipto, era el Reloj de Sol que indicaba los momentos del día por la sombra del sol. Le siguió el Reloj de Agua o Clepsidra que se encontró en un templo egipcio;  indicaba la hora al pasar el agua que contenía un recipiente graduado a otro. En Europa en el siglo XVI, los Relojes de Arena se usaban para medir la duración de las misas en las iglesias. En 1656 Huygens diseñó el primer Reloj de Péndulo; hasta este momento era el más exacto, con un error de solamente cinco minutos al día. Aún no se sabe quién inventó el primer Reloj Mecánico, se cree que los primeros aparecieron alrededor de 1290. El Reloj Atómico empezó a desarrollarse en 1946. Tiene una gran precisión, su margen de error es de un segundo cada 300 años.

UNIVERSO: ¿POR QUÉ SABEMOS QUE EL SOL NOS ILUMINA DE DÍA Y DE NOCHE NO?

Este fenómeno se produce por los movimientos de la Tierra, en concreto por el movimiento de rotación. El movimiento de rotación de la Tierra significa que gira sobre sí misma, sobre un eje imaginario que pasa por su centro y en cuyos extremos se encuentran los polos. Este movimiento se produce de izquierda a derecha y tarda 24 horas aproximadamente en hacer un giro completo (bueno, exactamente 23 horas 56 minutos 4 segundos). La consecuencia de este movimiento son los días y las noches, ya que en la parte de la Tierra que queda iluminada por el Sol es de día, y en la que queda a la sombra es de noche. Dicho de otra forma, es de día el tiempo en que nuestro horizonte aparece iluminado por el Sol y de noche cuando el horizonte permanece oculto a los rayos solares.

LENGUA: ¿DE DÓNDE PROCEDE EL NOMBRE DE LOS MESES DEL AÑO?

Aunque hay varias versiones, el origen del nombre de los meses podría ser: enero fue en honor al dios Iano protector de puertas y entradas; febrero dedicado a Februo dios que aplacaba las iras; marzo proviene de Marte, dios de la guerra; abril está dedicado a la fertilidad; mayo es un homenaje a los ancianos en cambio junio supone un homenaje a los jóvenes pues proviene del término latino junior; julio, Julio César le dio su nombre, ya que él nació en este mes; agosto rinde homenaje al emperador Augusto; septiembre como al principio ocupaba el séptimo lugar (septem en latín), conservó su originaria denominación a pesar de ser el noveno; octubre también ha conservado su nombre original de la época de Rómulo, noviembre, mientras que su denominación ha perdurado desde que ocupaba el noveno lugar y por último diciembre sigue conociéndose por la posición décima originaria.

TIEMPO: ¿POR QUÉ HAY AÑOS ?

Los años bisiestos tienen 366 días, uno más que los ordinarios. Ese día extra se añade al mes de febrero que pasa a tener 29 días. En realidad cada año tiene 365 días y 6 horas, y con ello evitar que las fechas astronómicas y cronológicas dejen de coincidir. Esas 6 horas no se contabilizan y se suman cada cuatro años formando un nuevo día y es así por lo que el año pasa a tener 366 días. Por lo tanto, la única finalidad que tiene el año bisiesto es adecuar el año solar con el año cronológico. Para solucionar este desfase, en el año 46 antes de Cristo, Julio César, encargó al astrónomo Sosígenes que ideara un calendario para Roma. Aquel calendario, denominado Juliano, tenía 365 días más un día suplementario cada cuatro años en febrero. En 1582 el Papa Gregorio XIII lo reformó, quedó establecido que cada cuatro años se agregara un día a febrero excepto en los fines de siglo que no fueran divisibles por 400.