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Familias y docentes

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La cooperación entre las familias y los centros escolares influye de forma positiva en los resultados académicos de los estudiantes

La relación de las familias de los estudiantes y los docentes se convierte, hoy en día, en un pilar muy fuerte para la eficacia en el desarrollo educativo y personal del alumno/a. Podríamos argumentar, que educar requiere un trabajo coordinado y paciente para sacar lo mejor de los estudiantes. Las familias y docentes quieren una educación de calidad, pero ello requiere de la participación y compromiso de todos. Debemos mirar en la misma dirección, se necesita de ambas partes para conseguir fomentar la cooperación entre las familias y los centros escolares. 


La casa y el colegio son dos espacios diferentes pero aportan mutuamente, suman no restan. El papel de los docentes y las familias en la educación de los niños/as deben ser complementarios.


    La mejora de los procesos de cooperación entre familia y profesorado es una de las mayores necesidades que tiene nuestro sistema educativo, aunque tanto las leyes educativas como los documentos de los centros establecen directrices de participación de la familia estos no son suficiente. También hay que destacar el buen trabajo realizado por las Ampas de los centros educativos, pero para formar parte de la vida de los centros escolares además de estos canales es importante destacar la necesidad de establecer pautas concretas que potencian la interación entre la familia y los docentes:


PASOS CONCRETOS
1) Caminar en la misma dirección para reforzar de forma mutua lo aprendido en los dos ámbitos (educativo y familiar).

2) Implicarse en el refuerzo del aprendizaje adaptado a las necesidades individuales de cada estudiante.

3) Mantener una actitud abierta y de participación para lograr una comunicación eficaz y fluida.

4) Trabajar en conjunto, establecer un vínculo y construir buenas relaciones para lo que se debe ser muy pacientes y constantes.

5) La coordinación, respeto y apoyo mutuo es imprescindible por el bien del estudiante. 


6) Se debe respetar la figura del docente y valorar su trabajo, sus opiniones y recomendaciones respecto al desarrollo académico o social del alumno/a y no despreciar las actividades escolares o emitir críticas negativas sobre los docentes en presencia del estudiante ni poner en duda su autoridad, ambos deben mostrar confianza. 

7) Aplicar los acuerdos tomados e intentar traspasar los conocimientos escolares a la vida diaria para conseguir la interrelación y unión entre la educación formal y no formal.

8) Participar en la medida de sus posibilidades en las actividades extraescolares que proponga el centro. 

9) Interesarse por la situación familiar para obtener la información necesaria que le ayude a atender las necesidades individuales de sus alumnos/as, escuchar las inquietudes de los padres/madres y proponerles soluciones e ideas educativas.

10) No llamar siempre a las familias para formular quejas, no se debe limitar la comunicación a situaciones problemáticas o negativas, sino también para mostrar su satisfacción por el buen comportamiento o los resultados positivos del estudiante para establecer acuerdos conjuntos sobre las estrategias académicas más adecuadas para mejorar o mantener el rendimiento académico.

Para ello todos los profesores/as podemos promover desde la tutoría, los departamentos de orientación y desde la propia dirección del centro estrategias como la escucha activa, la comprensión de las conductas defensivas y la resolución de conflictos. 

No debemos interpretar los conflictos comunicativos como un problema sino como un punto de partida. Los docentes y los padres/madres se necesitan mutuamente para mejorar el diálogo que lleva a promover una educación integral que beneficia al estudiante.

BENEFICIOS
La cooperación entre las familias y docentes es una herramienta efectiva para frenar el fracaso educativo y alcanzar el éxito académico. Son múltiples los efectos positivos que conlleva tanto para los estudiantes como para las familias y el centro escolar.


    La participación de las familias en la vida escolar repercute directamente en una mayor autoestima, actitud más favorable ante las tareas escolares, mejor desarrollo del autoconcepto, del rendimiento escolar, de la creatividad y de las relaciones familiares y mejores habilidades sociales y cognoscitivas como la resolución de conflictos. Si ponemos los medios necesarios y nos dejamos ayudar mutuamente la laboriosa tarea de educar será fascinante. Educar es cosa de todos.

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