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La influencia de la luna en nuestras vidas

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photo_camera Nuestros antepasados veneraban a la Luna, muchas culturas crearon a su alrededor leyendas famosas.

Según la medicina tradicional, la Luna influye en numerosos aspectos de nuestra salud.

Seguramente no conozcas a nadie a quien no le fascine la Luna. Es tal el halo de misterio que transmite, que siempre se le han atribuido poderes mágicos y ocultos, como convertir a un hombre en lobo o hacer que el pelo nos crezca más rápido.

La organización de las mareas, su papel en el inicio de la vida terrestre y cómo marca el ritmo y hasta la estabilidad del mundo son algunos de los asombrosos poderes reales de la Luna.

Su tamaño es exacto y está a la distancia justa para ser una buena compañera de la Tierra. Más allá de mitos, es un satélite que ejerce una extraordinaria influencia sobre nuestro planeta. Veamos por qué.


Mareas


Dirige las mareas en la Tierra con su fuerza de la gravedad. Como explican las leyes de la física, cuanto más cerca están dos objetos, mayor es la fuerza con la que se atraen entre sí, y eso es lo que ocurre entre nuestro planeta y su satélite.
La Luna atrae los océanos hacia ella y hace que la Tierra se abulte ligeramente: este abultamiento es el que crea las mareas.
Pero las mareas que tenemos se deben a que la Luna está donde está. Si estuviera más cerca, la fuerza sería mayor: las mareas bajas serían más bajas, las altas harían desaparecer las ciudades costeras.


Origen de la vida


Hace casi 5.000 millones de años, un planeta del tamaño de Marte colisionó con la joven Tierra, y el choque lanzó una enorme cantidad de roca líquida alrededor. Ese choque creó la Luna y cambió la química básica de nuestro planeta: ahora formado con hidrógeno, nitrógeno y carbono. Pero aún pasaron otros 700 millones de años tras aquel impacto: la Tierra se enfrió, se formó una superficie rocosa, el vapor de agua se condensó en los océanos, y la Luna empujó esos océanos. 
Fue precisamente este reflujo de mareas primitivas el que dio lugar a la vida.


Ciclo vital


Nuestros antepasados veneraban a la Luna; de hecho, muchas culturas crearon a su alrededor leyendas famosas, como es el caso de la del hombre lobo.
Algunos creen que la luna llena nos altera, incluso que en esas noches hay más crímenes (el conocido efecto Transilvania). Sin embargo, esto es algo que la ciencia no ha podido comprobar. Lo que sí es cierto es que muchos animales se vuelven más activos, sonoros y fértiles cuando brilla la luna llena. Un caso llamativo es el de los corales tropicales que sincronizan su ciclo reproductivo y en noches de luna llena desovan todos a la vez. Cada 29 días, con la luna llena, los corales generan una nueva capa ósea sobre la anterior y este crecimiento está dictado por la órbita mensual de la Luna.


Ritmo y estabilidad


La luna rota cada 29 días, el mismo tiempo que tarda en orbitar alrededor de la Tierra y por eso nos muestra siempre la misma cara. La Tierra, en cambio, lo hace cada 24 horas, pero hubo un tiempo en que la Tierra giraba tan rápido que un día duraba 5 horas. La Luna, sin embargo, actuó como un freno, según explican los expertos. Desde su formación y durante miles de millones de años la fuerza gravitacional de la Luna ralentizó la rotación de la Tierra. Y así, el mismo ritmo del planeta ha sido marcado por su satélite. Si la Tierra se ha ralentizado, como consecuencia, la Luna se ha acelerado, por lo que se está alejando (según los astrónomos 3,78 cm por año y la misma velocidad a la que nos crecen las uñas). Desde la colisión que creó la Luna, el eje la Tierra ha estado inclinado, girando a un ángulo constante de 23 grados, lo que permite las variaciones de la luz del sol y las estaciones, la estabilidad del clima, y por lo tanto el ciclo de la vida. Esta estabilidad depende de la velocidad de rotación del planeta, tal como se puede comprobar haciendo girar una pelota de baloncesto sobre un dedo: cuando más rápido gira, con mayor estabilidad se mantiene en su eje. Cuando la Luna se aleje, el eje terrestre se desestabilizará y comenzará a oscilar, tanto que los polos podrían bajar hasta el Ecuador y el Ecuador ocupar la posición de los polos. Eso volvería el planeta inhabitable tal como lo conocemos ahora. Por eso, la Luna es un elemento fundamental para mantener la vida en la Tierra.

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