o psicólogo fala

Jóvenes y drogas recreativas

Imagen de archivo de botellón

Las nuevas formas y tendencias de consumo tiene además un efecto perverso sobreañadido: la percepción de estas conductas como normativas

El consumo de drogas, si bien existe desde tiempos milenarios, ha sufrido multitud de transformaciones a lo largo de la historia, adquiriendo en la sociedad actual una magnitud significativa, hasta el punto de ser uno de los principales temas de preocupación social y sanitaria. El origen etimológico de la palabra droga es incierto. Para algunos se remonta a la época renacentista, asociado a la actividad de importación y venta de especias procedentes del sur de Asia por parte de comerciantes holandeses. La planta seca (droge plant en neerlandés) era comercializada en forma de polvo o triturada y sus principales indicaciones eran como medicamento, como condimento alimentario o como producto cosmético. El término “droge” fue extendiéndose posteriormente o los demás países europeos, con ciertas transformaciones. Estas sustancias eran vendidas en boticas (cuando tenían aplicaciones medicinales), en colmados o ultramarinos (cuando sus fines eran alimentarios) o en droguerías (cuando sus utilidades estaban relacionadas con la cosmética). Otros sitúan el origen de la palabra droga en un vulgarismo, “hatrúka”, derivado del árabe hispánico o árabe andalusí que literalmente se traduce como charlatanería y al que comerciaba con estas sustancias se le apodaba “vendedor de menudencias”, pues las drogas o fármacos en aquellas épocas no tenían la eficacia terapéutica de hoy en día y no eran más que “simples hierbajos” con supuesta utilidad medicinal.

En base a su efecto sobre el sistema nervioso central (SNC) las drogas pueden clasificarse en tres grandes grupos: 1) Depresoras: tales como el alcohol, los ansiolíticos o la heroína; 2) Estimulantes: tabaco, cocaína, antidepresivos, etc.; y 3) Perturbadoras: alucinógenos, cannabis, drogas de síntesis…

Por otra parte, en base a su utilización o finalidad, tres ha sido tradicionalmente sus usos: 1) Médico: existe evidencia del uso medicinal o terapéutico de determinadas sustancias psicoactivas (opio, cocaína, cannabis…), no en vano el término droga tiene entre sus significados el de fármaco; 2)Sociocultural: en ciertos ámbitos está permitido el uso de sustancias con efectos psicoactivos de tipo médico, así como el consumo esporádico de sustancias de mayor potencia, como medio de aumentar las interacciones sociales para cumplir con ciertas tradiciones culturales. Asimismo, determinadas sustancias psicoactivas son utilizadas para inducir o celebrar ciertos rituales religiosos; 3)Recreativo: alude al uso de sustancias psicoactivas, generalmente en un contexto social lúdico (rave party, locales de  ocio nocturno, botellones), y donde su consumo es esperado en mayor o menor medida. Así la cuestión, entendemos por drogas recreativas aquellas sustancias psicoactivas que son consumidas con fines placenteros y en ambientes donde es habitual y frecuente su consumo. Teniendo en consideración su prevalencia, las drogas recreativas más utilizadas son, por este orden, el alcohol, el tabaco, el cannabis, la cocaína y las drogas de síntesis. Sustancias, todas ellas, que han ido incrementando su prevalencia en las últimas décadas, especialmente en el colectivo femenino.


MOTIVACIONES


Si analizamos las motivaciones para el uso de drogas en los jóvenes podemos ver que estas son fundamentalmente recreativas. Así, por ejemplo, es habitual que un joven o adolescente refiera entre los motivos por los qué bebe alcohol una finalidad hedonista como, por ejemplo, tratar de pasárselo bien con los amigos, desinhibirse para interaccionar socialmente o escuchar música mientras experimenta los efectos psicoactivos de esta sustancia. El caso del alcohol es paradigmático respecto al cambio o transformación que han experimentado los modos de su consumo en la sociedad actual. Hasta finales del siglo XX el perfil del consumidor abusivo respondía fundamentalmente al de una persona adulta, generalmente un varón, que bebía diariamente grandes cantidades de alcohol. Sin embargo, desde hace unos 30 ó 40 años, el consumo abusivo se ha ido concentrando en fines de semana o en vísperas de festivos, siendo fundamentalmente jóvenes, con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, los que registran los niveles más altos de consumo problemático. Además, en los últimos años, el porcentaje de mujeres jóvenes que consumen alcohol es prácticamente el mismo que el de sus homólogos varones, tendencia que también se observa en la prevalencia de borracheras en el último mes o en el de binge drinking (atracones de alcohol).

En el caso del tabaco, el cannabis, la cocaína o las drogas de síntesis, sustancias que mayoritariamente eran consumidas por varones, observamos también como  las mujeres se están incorporando a su consumo de forma creciente. Hasta el punto, de que en el caso  de sustancias como el tabaco son más las mujeres jóvenes que se inician en su consumo. Pero además, vemos que también se están reduciendo los diferenciales intergénero respecto al consumo y consumo problemático de otras sustancias tales como el cannabis, la cocaína o las drogas de síntesis.

Las nuevas formas y tendencias de consumo, especialmente cuando este tiene lugar en zonas o lugares que congregan a muchos jóvenes, tienen además un efecto perverso sobreañadido: la percepción de estas conductas como normativas, desajustando con ello las verdaderas prevalencias de consumo. La evidencia científica ha demostrado que cuando una persona percibe que el consumo de drogas es normativo – es decir, que considera que es realizado por muchos de sus iguales - es más probable que éste acabe consumiéndolas, pues atribuye su acción a un modo de  comportamiento normativo socialmente y por tanto no estigmatizante. 

Finalmente quisiera llamar la atención sobre otro efecto adverso que tiene asociado el consumo de drogas recreativas, que se refiere al hecho de que cuando son consumidas por muchos individuos, se cae en la falsa atribución o creencia de que se trata de sustancias inocuas o poco peligrosas, lo cual constituye un claro error. Así el consumo abusivo de cualquier sustancia tiene efectos perjudiciales para la salud (bien a corto o a largo plazo) y para otras áreas importantes del fucionamiento del individuo. Siendo, además, habitual el policosumo y/o mezcla de sustancias.

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