XORNAL ESCOLAR

¿Cuáles son las causas y los síntomas de la vigorexia?

Alcanzar el canon de belleza impuesto por la sociedad actual, se ha convertido en una obsesión para una gran número de individuos, de modo especial en el caso de los jóvenes.

 Su preocupación por su estado físico e imagen corporal es tal, que en ocasiones les lleva a realizar comportamientos que ponen en riesgo su salud. Todo ello, con el firme propósito de alcanzar un estándar estético que responda al ideal de belleza prescrito por las influencias culturales, el entorno social y relacional; pero, sobre todo, por la poderosa influencia de los mass-media (publicidad, cine y televisión) y las denominadas redes sociales (instagram, facebook, Snapchat, Twitter o youtube).


Imagen corporal


La imagen corporal o autoconcepto físico es la representación mental que cada uno tenemos sobre nuestro aspecto físico. Representa la forma en la que cada uno/a se percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo. Pero, cuando la percepción y el sentimiento sobre ésta son desfavorables el individuo desarrolla de modo compensatorio una serie de comportamientos inapropiados que pueden derivar en trastornos o patologías, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, la práctica de dietas adelgazantes, la práctica compulsiva de actividad física o deporte, la vigorexia, el consumo de sustancias o el sometimiento injustificado a constantes intervenciones de cirugía estética.

En las líneas siguientes dedicaremos atención a uno de estos trastornos: la vigorexia, también conocida como trastorno dismórfico o en el pasado como anorexia nerviosa inversa; dado que quien la padece presenta distorsiones de la imagen corporal semejantes a las de la anorexia nerviosa,pero invertidas; es decir, se ven más débiles y pequeños de lo que en realidad son, percibiendo el tamaño de sus músculos y su figura corporal como débiles y delgados, lo que deriva en una preocupación crónica y obsesiva para ponerle remedio.

Desde el punto de vista clínico, tal como se recoge en la última edición del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), existe cierta controversia sobre su clasificación; así, para algunos autores se trata de un trastorno dismórfico corporal, para otros un trastorno de la conducta alimentaria, mientras que para otros se trata de un tipo de trastorno obsesivo compulsivo. 

Este trastorno suele acompañarse además de malos hábitos alimentarios (dieta generalmente basada en hidratos de carbono y proteínas, y preocupándose de eliminar todo tipo de grasas con el fin de obtener más masa muscular) y consumo de hormonas vigorizantes (anabolizantes y esteroides fundamentalmente, utilizados con el propósito de conseguir de modo rápido el incremento de la masa muscular. Comportamientos, todo ellos que suponen un serio peligro para la salud, y que a  medio largo plazo pueden derivar en trastornos y disfunciones tales como enfermedades cardiovasculares, trastornos hepáticos o renales, disfunción eréctil, atrofia testicular o cáncer de próstata.


Síntomas


Entre otros, los principales síntomas de la vigorexia están: la obsesión por la imagen y el culto al cuerpo; la práctica con alta  frecuencia de ejercicio físico anaeróbico intenso; distorsión de la imagen corporal, que provoca que el individuo perciba su tono y volumen muscular como delgado y débil de modo injustificado; tendencia a la utilización de sustancias esteroides y anabolizantes; regímenes dietéticos ricos en proteínas y carbohidratos, y bajas en grasas; obsesión por el peso; cuerpo excesivamente musculado.

Estos síntomas a menudo se acompañan de baja  autoestima y aislamiento social. La vigorexia, al igual que otros trastornos de la conducta alimentaria, presentan características comunes con las adicciones comportamentales. Desde esta perspectiva, se sospecha que una persona puede padecer este trastorno cuando presenta varios de los síntomas siguientes:

1. La persona necesita incrementar progresivamente las rutinas de actividad física o deportiva (tolerancia).
2. Malestar clínicamente significativo cuando la actividad se ve impedida o interrumpida involuntariamente o imposibilitada (síndrome de abstinencia o distrés emocional).
3. Fuerte deseo por realizar el entrenamiento diario, con dificultades para controlar el inicio, mantenimiento y finalización (craving y dificultades con el control de la conducta).
4. Incremento progresivo del tiempo dedicado a la práctica de ejercicio físico, que va en detrimento de otras actividades y responsabilidades, con el consiguiente perjuicio para él/ella o para terceros (abandono de responsabilidades y menor tiempo de ocio).
5. Persistencia en la conducta pese a los consejos médicos y evidente perjuicio para su salud (dependencia).

Es habitual, que la persona que padece vigorexia no quiera admitirlo y opte por la negación del problema. Por lo que si queremos ayudar a la persona debemos tratar de hablar con ella sin presionarla o culpabilizarla, haciéndole ver los pros y contras de su conducta y las repercusiones sobre su salud; brindándole la oportunidad de valorar la pertinencia de solicitar ayuda profesional, la cual requerirá de un enfoque multidisciplinar, que incluya al menos a un especialista en psicología, nutrición y activad física.

Profesionales que se encargarán de elaborar estrategias de tratamiento psicológico dirigidas a la reestructuración de ideas y creencias erróneas sobre la imagen corporal, el ejercicio físico y la alimentación, prescripción de pautas para una alimentación saludable y diseño de planes de entrenamiento adecuados.

Te puede interesar
Más en Xornal Escolar
xornalescolar_0304_nuria_01
De que se fala

Solo lo que suma

xornalescolar_0304_otitis_01
Escola de Familias

¿Qué es la otitis?