DE QUÉ SE FALA

Las lentes de contacto

20170502110609156_result

Las lentillas no son tan modernas como pensamos ¡Lee y sorpréndete!

Las lentes de contacto son, a día de hoy, un gran instrumento para dejar las gafas en casa y seguir viendo sin problema. Aunque algunos las utilizamos por motivos estéticos, las lentillas son estupendas cuando practicamos deportes, nos bañamos en el mar o en la piscina, o hacemos actividades que suponen mancharnos. Te puedes hacer una idea de lo molesto que es llevar gafas y que esté lloviendo o que te salpiquen gotas. Pero, ¿realmente son tan modernas las lentillas o estaban ya inventadas en la mente de un genio a la espera de buscar el material idóneo? 

HISTORIA

La historia de la corrección de la vista no es tan moderna como pensamos. El origen de las gafas data de finales del siglo XIII, a manos de un artesano vidriero italiano. O al menos, eso es lo que se piensa, pues su historia no está bien documentada hasta el punto de no poder afirmar nada con exactitud. La pérdida de visión era un incordio para muchísimas personas, que veían cómo con el paso de los años iban perdiendo capacidad de ver de lejos o de cerca, imposibilitándole tareas tan cotidianas en aquella época como la lectura o escritura, la costura o la caza o lucha.

Si las gafas tienen ya unos cuantos años, según los datos históricos, las lentes de contacto, por supuesto, tendrían que esperar bastante más hasta su aparición. Sin embargo, no mucho más de lo que pensamos. Por lo menos la idea.
Habría que esperar alrededor de 300 años para que a Leonardo da Vinci se le ocurriese una sencilla y llamativa forma de corregir la visión: introducir la cabeza dentro del agua permitía alterar la visión, ya fuera para bien o para mal. Estamos hablando de alrededor de 1.508, una proeza impensable para nosotros que una lentilla tuviese tanto tiempo. Lógicamente, en aquella época no existía ningún material que pudiese ser sanitariamente higiénico y corrigiese la visión al introducirlo en nuestros ojos. Sin embargo, la idea estaba ya en el aire, sólo que aún faltaban los medios.

Después de que Leonardo da Vinci sembrara la idea, a un astrónomo de origen inglés se le ocurrió la idea en 1.827 de hacer moldes de ojos de personas con problemas de visión para acoplarle un “material” que corrigiese dicho problema. Sin embargo, hasta la fecha no había una solución factible a tal necesidad. Por lo tanto, las gafas seguían reinando.
Un soplador de vidrio, sesenta años después, fabricó la primera lente de contacto (sobra decir que era de vidrio). Su idea y fabricación tuvo que ser supervisada por un médico pues había que conseguir una lentilla que no fuera dañina para el ojo y que tuviese la curvatura ideal para corregir la miopía, el astigmatismo, la hipermetropía,…

Esta lentilla se llegó a fabricar pero podía estar muy poco tiempo en el ojo dado los peligros que conllevaba. Además de que no todas las personas estaban dispuestas a introducir un vidrio en sus ojos.

Pero la idea ya estaba, simplemente faltaba encontrar el material necesario para triunfar. Se buscaba un material hipoalergénico, barato, sencillo, higiénico y cómodo.

Ya en el siglo XX y pasada la II Guerra Mundial, un optometrista neoyorkino usó plástico para elaborar las lentes de contacto. Como aún se desconocía la manera de darle forma al plástico para corregir la curvatura del ojo (el origen de los problemas de visión), las lentillas de aquella época aún llevaban el centro de vidrio y un anillo de plástico rodeaba el centro. No debían de ser muy cómodas.

Doce años después se instauró definitivamente el uso del plástico en la fabricación de las lentillas. Ahora solo quedaba mejorar el formato. Habría que hacerla más cómodas e higiénicas y mejorar aún más la visión. Y sucedió.

A partir de 1.950, diferentes expertos en optometría y visión, mejoraron los materiales utilizados, como elhidroxietil metacrilato (Hema), hasta llegar así a las actuales lentillas de plástico blando. Hoy en día siguen existiendo las lentillas duras aunque la mayoría de los usuarios de lentes de contacto usan las blandas pues son más cómodas y más fáciles de poner y quitar.

Te puede interesar
Más en Xornal Escolar