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Nuevos horizontes

Velle. 30-09-17. Deportes. Torneo de fútbol benxamín memorial manolo Carrera.
Foto: Xesús Fariñas

En todos los aspectos de la vida nos tenemos que enfrentar a diario a numerosas decisiones y a grandes o pequeños problemas que tenemos que solucionar

El comienzo del curso académico suele ser una etapa en la que todos los padres, madres, hijos e hijas, sufren, en alguna medida, dificultad para volver a la normalidad, tener hábitos y rutinas y sobre todo, tomar decisiones. Decisiones debemos tomar todos los días, pero concretamente y en esta época durante el verano y al finalizarlo, son decisiones a veces más complejas y que implican un gran impacto en la vida de la familia y sobre todo de los hijos/as. Hablamos de decisiones como elegir a qué colegio deben ir, qué asignaturas escoger, a qué actividades apuntarlo, qué deporte hacer, etc. Muchas de esas decisiones son habituales todos los años, algunas intranscendentes pero otras son más importantes, más complejas, y que pueden definir el bienestar, buena relación de los integrantes de la familia y el futuro de nuestros hijos/as.

EN EQUIPO SE TOMAN MEJORES DECISIONES
Gran parte del trabajo de quien asume la responsabilidad consiste en resolver problemas y en tomar decisiones, dos de la áreas más difíciles al frente de una familia. Muchas veces las soluciones se buscan por reacción y no como prevención a los problemas. A menudo tenemos escaso tiempo para resolver problemas y la tendencia es buscar fórmulas salvadoras que hayan funcionado en el pasado, ¿pero es ésta la mejor alternativa?. Es muy importante tener en cuenta el trabajo en equipo para la toma de decisiones, ya que se tiene el concepto y la visión de varias personas para llegar a la más óptima; aunque para conformar estos equipos se deben tener en cuenta la predisposición, disponibilidad, interés, capacidad, edad, el compromiso y la responsabilidad de cada uno de los integrantes y participantes del seno familiar en la toma de decisión, para así lograr ser un verdadero consenso. En este mismo sentido, es más fácil tomar una decisión cuando participan en ella, el padre, la madre, el hijo, e incluso en muchos casos, otros familiares, compañeros, o profesores, además de otros profesionales que podrían ayudar en el proceso: educadores, psicólogos, entrenadores, etc.

APLICACIONES PRÁCTICAS
Este proceso es una poderosa herramienta que ayuda a que, ya sea de una forma individual o grupal, la persona debe escoger entre dos o más alternativas, ya sea para solucionar un problema, para decidir qué opción escoger, comenzar un nuevo reto o plantear un objetivo

En primer lugar identificar el problema. Para que el proceso de toma de decisiones se inicie, debe existir una necesidad, un problema, con una discrepancia entre un estado de cosas existentes y el deseado. En el mundo real la mayor parte de los problemas no se presentan tan evidentes, es decir no son fáciles de identificar, además lo que es un problema para una persona para otra puede ser un estado satisfactorio de cosas. La identificación del problema es subjetiva. La identificación de problemas no es un paso sencillo ni insignificante del proceso de toma de decisiones.

En el segundo paso, debemos identificar qué aspectos son relevantes para tomar una decisión, es decir, requiere atención para conocer su nivel de importancia, o de urgencia.

En el tercer paso, darle un nivel de peso, de importancia a este criterio de tomar decisiones, donde cada persona implicada valora su nivel de importancia, su interés, sus preferencias personales. 

Tras este punto, llega uno de los más vitales de todo el proceso, que es enumerar y desarrollar las diversas alternativas que pueden ser viables y que pueden resolver nuestra incógnita, duda o problema.
Seguidamente, en el quinto paso, nos tenemos que centrar en analizar cada una de estas alternativas o soluciones. Hacer evidentes los puntos fuertes y débiles de cada una. Algunas de estas soluciones las conseguimos hacer de una forma objetiva si hemos definido bien los pasos 2 y 3. 

Una vez desarrollado lo anterior, ya podemos pasar al momento más importante, que es seleccionar una de las alternativas, opciones o soluciones. Este paso es el acto decisivo de elegir la mejor alternativa entre las escogidas y evaluadas. La persona que tome la decisión, debe ser totalmente objetivo y lógico a la hora de tomarlas. Tiene que tener una meta clara y todas las acciones en el proceso de toma de decisiones. Cuando se deben tomar decisiones, no deben existir conflictos acerca del objetivo final. El lograr los fines es lo que motiva a decidir la solución que más se ajusta a las necesidades concretas de la persona implicada. Si todas las opciones son conocidas, el tomador de decisiones tiene que conocer las posibles consecuencias de su determinación. Así mismo tiene claros todos los criterios y puede enumerar todas las alternativas posibles. 
Una vez completado el proceso de elección en el paso anterior, la decisión todavía puede fracasar si no es puesta en práctica de manera adecuada. Este paso se relaciona con poner la decisión en acción. 

En este sentido, llevarlo a cabo también depende de comunicarlo de forma adecuada y de que las personas implicadas participen en el proceso, es muy probable que apoyen el resultado con mayor entusiasmo. Estas decisiones se llevan a cabo por medio de una planificación, organización y comunicación efectivas.

Por último, en este proceso deberíamos evaluar el resultado de la decisión para determinar si el problema ha sido resuelto, y además, tener conciencia de si la decisión ha sido la adecuada, si el proceso ha funcionado, si hemos conseguido el objetivo y si durante este proceso, nos hemos centrado en el propio proceso y no sólo en la meta.

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