Recordamos la mayor catástrofe que sufrió Galicia y la sentencia dictada recientemente.
Catorce años después del desastre del Prestige, una de las mayores catástrofes medioambientales que ha sufrido España, se conoce la sentencia contra los principales acusados. Una sentencia que se dicta el mes pasado tras un sumario complejo en el que se trató de dirimir las responsabilidades en la ruptura del buque que tiñó de fuel la costa gallega.
¿Qué era el Prestige?
Un buque fabricado en Japón y que transportaba 77.000 toneladas de fuel desde San Petesburgo (Rusia) a Gibraltar. En el momento de su hundimiento tenía 26 años de antigüedad y le quedaban poco más de dos años para ser retirado de la circulación. No pasaba ningún control desde el año 1999.
Llama la atención que el petrolero tenía bandera de las Bahamas, pero su dueño era liberiano, su armador era griego, disponía de un certificado estadounidense para navegar, estaba asegurado por una mutua británica y navegaba bajo el mando de un capitán griego.
¿Qué ocurrió?
El 13 de noviembre de 2002, en medio de un fuerte temporal frente a las Costa da Morte, el buque sufre una vía de agua y comienza a soltar fuel. El ministro de Fomento de entonces, Francisco Álvarez Cascos, ordena que se aleje al buque y se adentre en el mar lo máximo posible. Tras seis días de rumbo errático hacia el norte, es remolcado hacia el sur. El 19 de noviembre el buque se parte por la mitad a 250 kilómetros de la costa gallega y esparce el fuel por toda la costa.
El desastre medioambiental adquiere proporciones gigantescas; cerca de 63.000 toneladas de fuel se desparramaron por todo el litoral inundando nuestras espectaculares playas y obligando a prohibir la pesca durante meses en cerca de 1.000 kilómetros. En los meses posteriores se recogen miles de aves llenas de petróleo y otros miles muertas.
La actuación del gobierno y la falta de información clara sobre el suceso indignan a la población y originan el movimiento ciudadano Nunca Máis, el cual quiere dirimir responsabilidades y actuar para evitar más catástrofes. Una corriente de voluntarios llegados de toda España se movilizan junto con los pescadores de la zona y, sin apenas medios, se centran en limpiar el fuel que tiñe la costa de Galicia. Más de 120.000 personas colaboran en las tareas de limpieza del chapapote.
Sentencia
El mes pasado el Tribunal Supremo condenó al capitán del Prestige (Apostolos Mangouras) por daño ambiental, corrigiendo así la sentencia de la Audiencia Provincial de Coruña. Se le impone una pena de dos años de prisión y abre la puerta a indemnizaciones por responsabilidad civil.
En noviembre de 2013, la Audiencia Provincial se limitó a condenar a Mangouras por desobediencia grave por haber tardado tres horas en aceptar el remolcado del buque cuando éste ya zozobraba frente a las costas gallegas. Sorprende la levedad de la pena siendo éste uno de los mayores desastres medioambientales que se conocen.
El fallo del Supremo se realiza únicamente sobre los hechos que la Audiencia de Coruña consideró probados, entre ellos que la tripulación del buque desconocía las deficiencias estructurales que causaron la avería que acabó hundiéndolo.
No se tuvieron en cuenta una serie de documentos firmados por el capitán griego en los que se recoge el resultado de una inspección interna realizada por él mismo seis meses antes del hundimiento. En esa inspección el capitán detectó fisuras, picados y corrosión en los tanques por donde el barco comenzó a romperse. Existe otro documento que recoge la dimisión del capitán griego antes de la catástrofe porque el armador se negaba a reparar los desperfectos del petrolero.
El Tribunal Supremo aprecia una grave imprudencia del capitán durante la travesía pues asumió llevar el barco en malas condiciones en un momento en el que lo más seguro es que tuvieran que enfrentarse a algún temporal, y así fue. Además el buque llevaba una sobrecarga de 2.000 toneladas de fuel más de las permitidas. La sentencia concluye con que Mangouras asumió una navegación arriesgada con una mercancía altamente contaminante.
