El Gipuzkoa salió como líder de un Pazo que rondó los 3.000 espectadores tras un gran partido de los equipos y decidido en los instantes finales
Hay derrotas que no castigan. Nunca son dulces pero algunas son más sencillas de digerir. En partidos tan intensos que el derrotado acaba durmiendo por el cansancio y el ganador no pega ojo por la euforia. Partidos como el de anoche en el que habría sido justo cualquier marcador y en el que COB y Gipuzkoa se dieron la mano al final sabiendo que el respeto es recíproco.
Queda mucha liga pero la carta de presentación de estos dos equipos ya no admite modificaciones. El GBC peleará por el ascenso directo aunque tenga que jugar a la pata coja. Juega tan bien, tan ordenado y con tanto criterio que antes de ganarle al rival acaba doliéndole la mandíbula de las veces que ha tenido que masticar el partido.
Porfirio Fisac es capaz de mover sus fichas con las cejas. Sin aspavientos y mientras flirtea para ganarse a la pareja arbitral. Un entrenador capaz de marcar diferencias en la temporada y de anotar canastas desde la pizarra en momentos clave. Ahí es nada.
Ricardo Úriz lo prolonga a la perfección. Y si no está ya sale otro que lo hace casi tan bien en ataque y defiende un poco más. Ese casi que falta lo compensa Mike Carlson asumiendo algún extra. O Sergi Pino.
No era fácil ganar ayer en el Pazo a un COB con el traje de domingo. Con sus cada vez más habituales concesiones en el rebote pero sin intermitencias en las rotaciones y con acierto cerca del aro y desde la distancia. Había que ser muy buen equipo para ganar a un COB al que su entrenador ha enseñado a multiplicar casi sin saber sumar. Si el Gipuzkoa juega bien, su rival como mínimo no lo hace peor. Díaz ya no desespera cuando solo puede darle al botón del pase y Mitrovic, Kapelan y Hittle obligaron al rival a un nivel de acierto alto para seguir en partido.
Anoche un equipo menos completo habría salido trasquilado del Pazo. Uno con menos equilibrio, lucidez y orden no habría aguanto al líder.
Una alternancia constante de liderazgos en el marcador que abocaba a un desenlace tan injusto como apasionante. Injusto por tener que decidir la victoria al fallo tras 38 minutos suficientes para resolver con holgura ante un rival con menos pegada y encaje.
El Gipuzkoa llegó a ganar por 8 en el tercer cuarto (42-50) y el COB por cinco (63-58) al inicio del último. Amagos inútiles en los que no creyeron ni los protagonistas. Demasiada igualdad para evitar que el reloj obligase a decidir.
Kapelan anotó dos canastas tremendas a la que Carlson respondió con la misma puntuación. El problema para el COB es que ya no le servía con responder. El GBC había entrado con una cabeza de ventaja en la recta final y manejó la renta con la exactitud de un relojero. Hittle se quedó cortó con un triple, Pino sigue sin fallar un tiro libre en lo que va de temporada y el Gipuzkoa se quedó, además de con la victoria, con el average. Premio excesivo pero ya de poco valor. Su pelea es por el ascenso directo. El COB por jugar el play off que permite llegar al mismo destino.
