Toca reírse porque para llorar, llega el resto del año.
Decía Celía Cruz en una canción tan escuchada como adictiva, que "no hay que llorar, que la vida es un Carnaval y es más bello vivir cantando".
Pues así tendrá que ser. Porque lo que se presumía como una fiesta del deporte en las gradas de un Pazo Paco Paz tan lleno como siempre a pesar de la 'competencia' en todos los rincones de la provincia, se convirtió en un pequeño mar de enfados y malos rollos.
Lo bueno es que con el suplente del siempre animoso Dj Tibu, el mal fue menos y hubo tiempo para disfrutar de algunos momentos divertidos, incluido un baile y un hilarante concurso de disfraces en el que compitieron David el Gnomo, unos cowboys hinchables e incluso Cruella de Vil con dálmata incluido.
No hay mal que cien años dure y después de la guerra, toca olvidar las penas en las calles, ya sea con un disfraz o sencillamente dando una vuelta para disfrutar de una fiesta de tanto arraigo en la provincia de Ourense.
Toca reírse porque para llorar, llega el resto del año.
