LEB ORO

... Y el COB salió del whatsapp

Ourense. 12-05-2017. Cob-Oviedo, partido de baloncesto. Paz
photo_camera Gonzalo García de Vitoria dando instrucciones a sus jugadores.

El conjunto cobista abandonó el chat del play off a las primeras de cambio y la afición centró sus comentarios de pasillo en el futuro del club

Confieso que nada más concluir el partido del Oviedo contra nadie me enganché a internet en el móvil para intentar ver baloncesto o, como poco, algo de emoción.

El COB se salió del grupo de whatsapp de la LEB Oro al tercer minuto ante un equipo muy majo, con duro juego interior y en el que la exhibición tiradora de Manu Rodríguez mereció cuatro cuartos de eterno suplicio. 

Jugaba el Oporto de Moncho López su tercer partido de la serie en Ovar, antaño campeón liguero, y estaba veinte arriba para resolver los cuartos con un 3-0. Ahora espera adversario en semifinales. Al menos un gallego tenía su noche, porque en O Pazo...

Vaya desatino. Ocurrió lo típico de un grupo de whatsapp. Que si no me gusta esta frase, que si le pongo entonación y la malinterpreto, que ahora me enfado y como no meto baza en el foro (es decir, la pifio en el tiro exterior, pierdo balones interiores o, simplemente, no defiendo), pues me salgo del grupo de los play-offs. Y me pongo de morros. Hala.
De repente sonaba el móvil y en la pantalla relucía una frase corta.  "COB salió del grupo", rezaba. Sorprendido, cliqué sobre el nombre del grupo y obtuve nueva información: Oviedo, administrador. Pues sí. Ya no lo regía el COB.

No hubo más. Contar lo sucedido en pista sería un relato de terror y para eso les recomiendo a Edgar Allan Poe, Stephen King o los guiones de Wes Craven. Si los dos corazones exteriores cobistas, García y Kapelan, se manejaron como un compendio de balones perdidos, tiros errados o malas decisiones ofensivas, imagínense el encuentro de Guerra, devorado por Sonseca, por sus pocos recursos para ganar la posición a un metro del aro, por su mal bote, por sus pérdidas, por... Que sí, que era una noche de miedo en la que la mejor decisión era abandonar el whatsapp.

Si en el primer cuarto el "speaker" del COB ya lanzaba la consigna de que "nada es imposible", repetida hasta la extenuación en los siguientes diez minutos, es que pintaban bastos.

Pintar. Verbo correcto aplicable al entrenamiento con público del Oviedo Baloncesto. Los asturianos le pintaron la cara a los gallegos en un abrir y cerrar de ojos. El COB fue, de hecho, el banco de pruebas de la Holi Run de este domingo en Samil. La carrera, con 10.000 inscritos, es una prueba no competitiva en la que los participantes, de todas las edades, son rociados literalmente con polvos de colores en cinco puntos de la playa. Y se lo pasan en grande. En lo de no competitiva sintoniza con el conjunto local en esta oportunidad.

A los corredores les pintarán la cara en cinco oportunidades. Una por cuarto al quinteto de Gonzalo García de Vitoria. Casi tablas.

Tal vez a quien no le hizo gracia fue al aficionado local, que tardó demasiado en levantarse de su asiento e irse. Un santo. Pero lo peor fue la situación de los mentideros. Al descanso, y al final, los aficionados se habían olvidado del descalabro en pista para centrarse en cuestiones preocupantes. Que si el presidente del COB se va a ir si no tiene apoyos, que hay quien va a dejar morir al COB, que esto se acaba... La afición, la que lleva la bufanda azul, la que hace ciudad, ve muy negro el futuro.

Que el cuadro local es una escopeta de feria en casa ya se sabía (balance de 3-6 en la segunda vuelta), pero el tremendo bofetón recibido es de los que dejan huella y un buen moratón difícil de esconder. 

Quizás todo se debiera a una alineación de planetas o a que los milagros, estos días, se centralizan en Fátima. Pues crucen la frontera y rueguen. Falta hará. Por la serie y por el futuro de un club de referencia a nivel gallego. Y por una excelente afición que perdiendo por 25 puntos es capaz de recriminar a los árbitros su doble rasero, que también lo hubo. 

Y sí, el Oporto, defensor del título, ganó al Ovarense (68-97). Moncho López ganó. Al menos él.

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