CONTRACRÓNICA

Como lágrimas en la lluvia

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photo_camera El técnico Gonzalo García intentando transmitir sus ideas al base del COB Reggie Johnson

El COB no gana ni jugando al despiste y cuenta su duodécima derrota, séptima seguida, en la competición

Peor que la borrasca 'Ana' es la depresión baloncestística del COB. Duodécima derrota, la séptima seguida, en una LEB Oro más cruel que nunca, con la permanencia ya a una diferencia de al menos cuatro victorias, sin llegar a comerse el turrón.

Si no nos gustan los fríos números, peor es mirar al aspecto anímico del equipo de Gonzalo García . La primera parte fue la mejor muestra. Actitud decadente y derrotista que sólo atrajo desgracias, errores y dudas. El COB pareció jugar con la pista cuesta arriba, mientras el Palencia corrió cuesta abajo. Una situación imposible, agravada -¿más? con las bajas de Alberto Maura y Rokas Uzas.

El 25-48 de la primera parte fue una invitación al desalojo del Pazo a los más fieles entre los fieles. A quienes tuvieron el buen humor de acudir un domingo de una muy desagradable tarde a un partido del colista de la categoría contra un rival que tampoco llama al entusiasmo. Esos mil y pico al menos se merecen la entrega total por parte de todo el equipo.

¿No hay talento en ataque? Puede ser. El Palencia tampoco es Golden State. Repasen su temporada: Tercer peor ataque y tiro de dos puntos de la liga, el peor de todos en triples. Y con todo ello, se mantienen en la zona media, gracias a ser el equipo que menos balones pierde y el tercer mejor sacando faltas personales. En resumen, si no tienes facilidad para anotar, al menos reduce tus fallos en otros aspectos y mejora los puntos que dependen de tu juego.

¿Primera o segunda parte?

Un razonamiento demostrable en la diferencia entre la primera y la segunda parte del COB. Primeros 20 minutos para dejar marchar, "como lágrimas en la lluvia", como dicen los replicantes de 'Blade Runner' o cantan 'Los Piratas'. Mejor pensar que no sucedió, aunque sus consecuencias se arrastraron en los 20 siguientes.

La segunda parte es la que el COB debe tatuarse en la piel. Intensidad, sacrificio, unidad. Y olvidarse del marcador... hasta que la diferencia se redujo de 25 a 2, ante un estupefacto y demasiado confiado Palencia.

Jugando al despiste, el COB sorprendió a todos -incluido él mismo- pero entonces tuvo que despertar de su ensueño y toparse con la realidad para competir. ¿Quién se la tira? ¿Quién decide? ¿Quién asume? ¿Quién manda aquí?

Lleguen antes o después los fichajes -necesarios para competir y cambiar la trayectoria, pero con el riesgo de hipotecar el presupuesto- los jugadores actuales tienen que decidir si quieren ser los de la primera parte o los de la segunda contra el Palencia. De optar por esta loable opción, tendrán que apretar los dientes, correr más que el rival, defender más que el rival. Sufrir, en resumen, para al menos llevar el partido a un final incierto, donde todo pueda suceder, incluida la victoria. Véase contra el Palencia.

¿No es un bonito panorama? "Pues más cornás da el hambre", que respondería el Cordobés. La dificultad es mayúscula, pero lo mínimo es convivir en la trinchera con un hermano que no te abandone al primer disparo.

Y todo ello, a la espera de refuerzos, que además deben ser buenos, bonitos y baratos. ¿Máxima dificultad? Sí. La otra opción es rendirse y llorar, pero las lágrimas siempre se las lleva esa lluvia que, por fin, llegó en abundancia.

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