Aun con sus limitaciones físicas, el Breogán de Lugo estuvo muy por debajo de su nivel desde el inicio e indefenso ante el huracán ourensano
No se dejen engañar por el resultado. 31 puntos de ventaja sólo suponen la primera victoria en la final. Lo mismo que ganar con un lanzamiento en el último segundo el de Fieler desde el medio campo fue fuera de tiempo o vencer tras protagonizar una remontada heroica. Es un 1-0, y si el Breogán gana el domingo, la ventaja de pista cambiaría de bando.
¿Partido? Apenas duró el primer cuarto. El Breogán nunca pudo imponer su estilo, salvo en las rápidas transiciones, ni pudo cerrar la caja de los truenos del COB.
Cuando ésta se destapa, brota un ciclón incontenible, un volcán en erupción. Con el camino asfaltado en la defensa, no se ha visto ningún rival capaz de parar al equipo de Gonzalo García. Y ponerse a su vera es un suicidio.
Defensa. Defensa y juego en equipo. Intensidad y pasión. Mensajes a la grada y rostros de diversión. Valentía desde el banquillo, al confiar en el sistema y las rotaciones que tan bien han funcionado durante los partidos del play off, sin cerrarse en los veteranos.
Fluidez y desesperación
Todo fluyó en el COB desde el primer cuarto del partido. Todo salió al revés para el Breogán. Sin acierto, perdido entre las defensas alternativas de Gonzalo García, incapaz de hacer valer la superioridad física bajo el aro que auguraban todos los entrenadores de Liga antes de la final.
Primero, ansioso. Después, desesperado contra los árbitros. Dos técnicas absurdas, producto de la frustración. Justo en el momento cuando se intuyó un atisbo de reacción. Poco temple en el momento más necesario. Los nervios terminaron con cualquier posibilidad de resistencia al segundo temblor en grado 8 en la escala cobista.
En esta ocasión, sí hubo instinto asesino. Incluso psicópata. Sobre Fieler pesa una denuncia por maltrato al aro. Suka-Umu dejó media zapatilla por la pista con sus cambios de ritmo y dirección. En alguna acción incluso se quedó sin 'grip' por la pista. Edu Martínez recuperando la felicidad en su relación a distancia con la canasta. Rejón, Arco, Cristian Díaz, 'hermano' Brothers... Incluso Busma cambió por unas décimas de segundo su imperturbable rictus. Imposible parar un huracán.
Mucho trabajo táctico y psicológico tiene Lisardo Gómez, técnico del Breogán, para recuperar y refrescar a sus jugadores.
Ustedes, no se crean que el ascenso está hecho. Una eliminatoria de este tipo puede ser un cúmulo de sorpresas. Atentos.
