BALONCESTO

En Ourense, llueve y gana el COB

OURENSE 16/03/2018.- Cob-Cáceres, partido de liga EBA. José Paz
photo_camera Johnson realiza un tiro a canasta.

El equipo de Gonzalo García mantiene su espectacular racha de victorias, convirtiéndola en algo tan habitual como el clima de estas semanas 

Esto del COB es un proceso similar a lo del clima en nuestra coqueta ciudad. Hemos pasado de la sequía -advertida por los muchos y sabios expertos en cambio climático que disfrutamos en Ourense- a la lluvia torrencial, tan propia de nuestra melancólica tierra.

Todos estábamos preocupados por la escasez de agua, agravada por los incendios veraniegos. Ese agua tan buena para el campo, para la atmósfera, para los embalses, para el ganado, para la vida. Y pasaban los meses. Y ni una gota. Y venga a rogar a los santos. Y a temblar por esos reportajes que auguran un Ourense similar al desierto del Sáhara en 50, quizá 20 años.

De repente, comienza a llover. "Mansiño", como decimos por aquí. Y todos contentos. Y tiene que llover más, para que se llenen los embalses y crezcan los pastos.

Llueve. Llueve. Y sigue lloviendo, provocando los primeros descontentos. Y ahora no para. Parece que se abrió el grifo y nadie sabe cerrarlo. Los embalses tienen que aligerar, los ríos bajan caudalosos y la gente se acuerda de la madre que parió a Zeus -Dios del firmamento y sus fenómenos- cuando termina empapada en un trayecto de apenas dos calles, entre el trabajo y casa. Y sigue. Y no para.

De la sequía a la inundación

Igualito sucede con el COB. El equipo de Gonzalo García era un pedregoso y seco terreno allá por 2017, donde ni un cactus podía brotar. Mucho menos crecer.

OURENSE 16/03/2018.- Cob-Cáceres, partido de liga EBA. José PazEntonces llegaron Jhornan Zamora y Davis Rozitis. La primavera. Una fresca y tenue lluvia para mirar, por fin, al cielo, con una sonrisa de esperanza. El orballo mudó en lluvia. La lluvia es ahora tempestad entre los miembros de una Liga LEB Oro que antes celebraban su partido contra el colista y ahora temen a un incómodo aspirante a la fase de ascenso.

En el Pazo coincidieron dos equipos en trayectorias opuestas. El Cáceres comenzó muy bien y va muy mal, en gran parte por la lesión de dos jugadores clave. El COB comenzó fatal y ahora marcha mejor que nunca. Mejor que nadie.

La muestra de todo ello son los momentos de suficiencia que los cobistas se permiten contra algunos rivales. Las licencias de ciertos jugadores, a veces más pendientes de lucirse en la pista o de saltarse el guión y entablar un concurso de triples entre compañeros. Estas tonterías sólo suceden cuando tu nivel de confianza y de control de los momentos y sensaciones del partido están en grado máximo.

El Cáceres nunca perdió el orgullo, pese a sus limitaciones. El carácter de sus jugadores y la dirección de Ñete Bohigas -sí, el señor siempre de pie en el banquillo visitante con pinta de jubilado en una montería- ofrecieron resistencia al COB hasta bien entrado el tercer cuarto. Bastante mérito tuvieron.

Cuando el equipo de Gonzalo García apretó las tuercas en defensa e incrementó el nivel, la cosa cayó por su propio peso. Lo habitual en los últimos 12 partidos ourensanos. Lo increíble en los 15 anteriores. La tempestad ha provocado una inundación tal que desborda el dique de la lucha por la permanencia y amenaza los encoros de la zona alta de la tabla.

Llueve. No cesa de llover. Los rivales mirar al cielo y piensan en alto -como tantos ourensanos- que ya vale de agua. Se chove, que chova. Aquí estamos acostumbrados.

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