El COB perdió el duelo gallego aplazado, pese a que la notable mejoría del equipo de Gonzalo García invitaba a un final favorable
No estaba muerto este Coruña, aunque lo pareció durante muchos minutos. El COB repitió el espectacular comienzo del último partido, y no abrasó al vecino gallego durante la primera parte porque el tremendo acierto en triples (10 anotados) mantuvo con vida a un aparente moribundo.
La impresión general era que el equipo de Gonzalo García reventaría el partido en cuanto el cansancio en la piernas disminuyese de forma inversamente proporcional la precisión en las muñecas del Coruña. Ese punto de cocción se atisbó durante varios momentos en el último cuarto, pero ni el COB supo aumentar el fuego ni el rival se dejó hervir, con algún que otro desliz humanamente arbitral.
Y llegados a un final igualado, siempre cabe la posibilidad de un fúnebre desenlace, propio del festivo de ayer. El COB dispuso de hasta tres oportunidades -penetración de Johnson, triples de Kohs y del propio base- para forzar la prórroga o ganar el partido.
Todo bien, pero insuficiente
Todas dieron en hierro, mientras un viejo conocido llamado Dmitry Flis estuvo especialmente inspirado en el camino hacia el aro.
Una decepción para el numeroso público presente (y disfrazado) en Pazo. Un golpe bajo para un equipo que había trabajado mucho y bien para la victoria.
Incluso cuando se da esta situación el resultado puede ser negativo. Es una lección válida para el basket y para la vida. La esperanza para el COB, su directiva y aficionados es la clara progresión positiva, incluso con viento en contra, de un grupo que, si continúa trabajando de esta forma, pronto dejará los puestos bajos de la liga.
Si miran la clasificación, algunos no encontrarán la motivación para visitar el Pazo esta temporada. Si ven el juego, la mayoría no se perderá un partido. Concedan una oportunidad a un equipo que está muy vivo en el día de los muertos.
