BALONCESTO/ LEB ORO

Un COB lamentable y en barrena

photo_camera El COB estuvo lejos de poder disputar la victoria ante el Cáceres.

El Cáceres ganó con solvencia en el Pazo a un equipo que mostró muy mala imagen desde el primer minuto y que confirma su peligrosa involución

No tiene excusa el COB, desde la pista al palco. Otra cosa es que fuese más o menos previsible, o incluso lógico, pero no tiene coartada posible para justificar un partido lamentable desde el primer minuto hasta el final.

El Cáceres llegó sin tres jugadores clave, perdió antes del descanso a uno de sus mejores anotadores y aún así fue siempre por delante, no dio opción y acabó ganando con solvencia. Todo el mérito de los extremeños no tapa el desaguisado de un COB carente de intensidad en los primeros minutos, sin lucidez con el partido en marcha y sustentado en las individualidades para luchar por adecentar al final (que ni eso) una imagen penosa.

El proceso degenerativo del COB empezó con la marcha de Danny Agbelese. Ahí se cortó de raíz la progresión y la temporada marcó un giro rumbo a la deriva todavía con desenlace imprevisible. Desde ese día el COB es el peor equipo de la Liga. Dos victorias y seis derrotas. Sustentado en un cara o cruz ante el Rioja y en un buen partido en A Coruña. El resto no tiene por donde cogerse. Prat, Melilla, Oviedo, Lugo, Cáceres... partidos con un baloncesto horrible y sin opción al menos de competir por la victoria.

El club puede seguir mirando hacia otro lado y el entrenador poniendo la cara por ellos pero la realidad se está encargando de mostrar todas sus vergüenzas. En la pista, las de una plantilla descompensada en casi todo y que a menos que Pedro Rivero tenga el día no es rival para nadie. En los despachos, porque insisten en un mensaje populista pero sin credibilidad alguna. El año que viene, el año que viene. ¿Y los que han pagado el carnet esta temporada no merecen entonces respeto?

No vale todo y ese es el mensaje que se lanzó cuando no se quiso buscar relevo a Danny Agbelese y que se confirmó dejando ir a Jalen Riley.

¿Si la directiva no es capaz de encontrar 6.000 euros (tirando por lo alto) para fichar hasta final de temporada a algún jugador que ayude a ser mejores a los que ahora están, a dónde va el COB?

El deporte profesional es así. Administrar lo que hay no es un mérito, es una obligación. Como también lo es saber responder a los contratiempos. Los que vengan la temporada próxima a disfrutar de la Liga ACB merecen ver el mejor espectáculo posible, porque para ello habrán pagado sus abonos o sus entradas, pero más aún lo merecen los que van ahora al Pazo.

Los jugadores son los primeros que necesitan soluciones y el cuerpo técnico, Guillermo Rejón y Pedro Rivero que los que mandan estén a la altura de su implicación.

Lo previsible

El entrenador lo dijo alto y claro cuando apareció la opción de Riley ("necesitamos puntos") pero al final tuvo que prolongar un discurso oficialista con el que no le queda más remedio que comulgar a costa de escuchar pitos que castigan a jugadores que no tienen precisamente la culpa de esto.

El equipo que menos asistencias da de la competición, el que peores porcentajes tiene en tiros libres y triples y el tercero que menos puntos mete de la competición puede tener días mejores o peores pero es lo que es. Y nadie le puede reprochar nada.

Ante el Cáceres se confirmó una descomposición sin remedio. El discurso ha llegado al vestuario y el castigo es ver a un COB sin el espíritu del inicio, que solo rinde con el marcador a favor, en el que algunos han empezado a pensar también en su siguiente contrato y en sus números y al que no hay entrenador u horas de entrenamiento que le cambien la cara. Ahí no está el problema.

Que el COB es mejor de lo visto ayer es indiscutible pero también lo ha ido siendo en los dos últimos meses con respecto al partido anterior. El año que viene está claro que es el objetivo pero no a costa de tirar a la basura y de brazos cruzados la actual temporada. Un descenso nunca tiene justificación. El partido de anoche tampoco. Y se veía venir.

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