Blog | Usos y costumbres del verano

Turismo cultural

El verano es tiempo propicio para la cultura. Por eso algunos nos pasamos desde julio hasta septiembre probando vinos, bollos preñados, y algunos mariscos. Por esa inquietud cultural en la que nos va la vida. Que no es porque nos gusten los placeres de la carne, que no. Que es cultura. Como lo de Cervantes, el futbolista.

LOS CHINOS
Ahora todos somos chinos cuando salimos de nuestro barrio. Cualquier español de paseo por Roma se dedica a pararse en cualquier esquina, sacar fotos como si estuviera destrozando zombies en un videojuego, y asintiendo velozmente con la cabeza. 
Los chinos sonríen ante los cuadros de Goya porque no los entienden. Pero los españoles se parten de risa ante las esculturas de los museos florentinos porque tampoco las entienden. Los ministros de Educación han hecho un gran esfuerzo durante décadas para conseguir equiparar nuestro nivel turístico al de los chinos y están a punto de conseguirlo. No en capacidad adquisitiva sino en esa, digamos, indiscriminación cultural.
De todos modos, no todo está perdido. Todavía fingimos que nos interesa el arte moderno de los museos centroeuropeos y no nos drogamos con cosas raras para después tirarnos a la piscina desde el balcón. 
Que si ya es difícil caer dentro sereno desde un décimo, imagínate si ves la piscina llena de cocodrilos rosas y en la caída te abrazan elefantes de seis cabezas que desaparecen justo cuando están a punto de convertirse en réplicas de cera de Montoro derritiéndose a la luz de la luna. Esa moda de las drogas sintéticas, al final ejerce una razonable selección natural entre los turistas. Pero si nadie la frena, en menos de tres años Magaluf será un erial.

QUÉ VER
Los folletos municipales muestran todo aquello que los gobernantes de la zona quieren que veas para justificar sus partidas presupuestarias de conservación. No pierdas ocasión de salir del mapa e ir a ver aquello que nadie ve. Los habitantes del lugar siempre conocen ruinas y lugares a los que no es aconsejable ir solo y de noche. No dudes en acudir a ellos si te gusta la diversión de verdad. Si lo que realmente te apetece es pasearte por uno de esos lugares sin aire acondicionado en los que sales con el cuello torcido después de ver miles de frescos explicados en español, ingles, italiano, chino, portugués, francés, y alemán, lo mejor es que te dejes llevar por cualquier lugar donde haya una cola de tipos en pantalón corto, visera, riñonera, y aspecto de no haber pisado un gimnasio desde antes de las primeras escaramuzas de las segunda guerra mundial.

VESTIMENTA
La ropa del turista debe ser lo suficientemente llamativa como para que tus acompañantes puedan localizarte cuando te pierdas en la marea del Partenón, y lo suficientemente discreta como para no dañar, por irradiación, las paredes de las grandes y legendarias catedrales europeas. 
Algunas marcas de moda han sembrado cierta confusión sobre la ropa de camuflaje. Es interesante para ir de caza o incluso para visitar safaris sin poner nerviosos a los animales más violentos, pero, en serio, no es necesario subirse a una góndola veneciana vestido de milicia rebelde siria. 
Lo esencial del turismo es comer y eso no puedes hacerlo en cualquier sitio. Lo ideal es que organices tus rutas por restaurantes y visites los museos que haya alrededor y no al revés. De lo contrario acabarás pagando un dineral por un restaurante en el que lo que te cobran no es el solomillo sino las pinturas de Botticelli que hay a doscientos metros.
El mejor museo del un platito generoso de jamón serrano y un buen vino.
Todos aquellos lugares frecuentados por turistas están a su vez tomados por especialistas en trincar tu cartera y salir corriendo. La mejor defensa contra el carterista es no llevar cartera. Eso les desconcierta, y entonces te roban el móvil.

PONER CARAS
En las excursiones culturales hay un factor social importante. Todo aquello que quieras comunicar a los guías del museo, o a tus compañeros de grupo, emana de tu cara, que en principio es lo único que mirarán. Sonríe como un imbécil cuando algo te guste, entrecierra los ojos cuando veas algo que no comprendes –esto les hará creer que lo comprendes demasiado bien-, y no dudes en bostezar si aquello te aburre demasiado. Tu cara es el reflejo de lo que quieres hacer a continuación. Pon cara de necesitar una cerveza si quieres que esa pesadilla acabe cuanto antes.

QUÉ COMPRAR
Evita los ceniceros que dicen “Estuve en (cualquier sitio) y me acordé de ti”. Nadie sensato compra un cenicero porque ha tenido presente a otra persona. Evita también los toreros en miniatura, las réplicas de monumentos animadas, y todas aquellas cosas que podrían estropearte el viaje. Por ejemplo, esa magnífica colección de puñales de selva si pretendes volver a casa en avión.

EL BLOC DE NOTAS
Si te gusta que lo cultural vaya más allá de lo básico, si quieres ser un turista cultural avanzado, puedes llevar un bloc de notas. En cada grupo de turistas extranjeros, el que más liga siempre es el del bloc. Quizá porque tiene donde apuntar el teléfono de la rubia que acaba de conocer en el museo anterior. Al resto les han robado el móvil. 

LA CONFERENCIA PARA IMPARTIR A LOS AMIGOS
Está muy extendida la costumbre de visitar tribus ancestrales, pasarse un mes allí vomitando y haciendo cola en el cuarto de baño, y cogiendo enfermedades la mar de exóticas, y regresar después a tu ciudad asegurando que ha sido el viaje más enriquecedor de tu vida. Al menos en cuanto a bacterias nuevas, sin duda.
Unas explicaciones que acompañas de toda una conferencia sobre la historia de esta tribu y de tu lugar de vacaciones, al lado de la que la Wikipedia no deja de ser un pequeño compendio de bobadas para gente con prisa. 

LAS COSTUMBRES
No está mal que te aprendas las costumbres de emparejamiento sexual de los Uoka-Uoka, pero siempre debes ponderar cuál es el propósito de tu conferencia: que tus seres queridos dejen de serlo, espantar a los amigos que se han encerrado en tu casa y amenazan con quedarse hasta dentro seis mundiales, o conseguir que todo el mundo esté deseando que vuelvas de una vez con tu tribu, que te nombren gran jefe,  te casen  con la hija de Pies Rojos, y la ceremonia incluya  la incineración del marido para purificar sus malos espíritus, y el lanzamiento de sus  cenizas por la ladera de la montaña más alta. 

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