Cartas al director

Gracias, mujer

“No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas” (Lope de Vega)

Ebrio de emoción, confieso que derramé lágrimas. Sentí en mis arterias seniles fluir un torrente de hemoglobina juvenil. Aspiré soplo de aire fresco en mis pulmones rehenes del tabaquismo. Jornada histórica para mis cansados ojos y mis atrofiados oídos, este pasado día de 8 de los presentes.

Las imágenes valen más que un millón de palabras. Cientos de miles de mujeres clamando por sus derechos. Unos derechos que esta sociedad patriarcal les ha limosneado durante mucho tiempo. Su lucha ha sido larga. Pero no ha terminado. Persiste su discriminación. Seguimos manteniendo la consideración de que conforman el sexo débil. Basta con acudir al diccionario de la RAE, cuando refiere a la mujer como el sexo débil. Cuando el término golfo en masculino se define como al hombre vago y vividor, y referido al femenino como sinónimo de prostituta.

A flechas y pelayos o simpatizantes de su ideario político que demonizaban la convocatoria femenina ahora se suman al éxito de la misma. Reproducían la consigna franquista de que toda manifestación nacía de una conspiración judeo-masónica-marxista. Hoy moros teocráticos, y dictadores sudacas financiadores de políticos populistas españoles. El éxito tuvo un efecto búmeran. Ahora llevan en su solapa el lazo morado del feminismo. Han hecho de la exitosa convocatoria una política de partido, cuando no creían en ella. Las mujeres ciertamente han hecho política de clase. Una clase humillada por políticos, por un machismo que no cesa, por miedo a perder sus privilegios hegemónicos. Basta con visualizar las bancadas vacías del gobierno, cuando se debatía una proposición de Ley de Igualdad Retributiva de Hombres y Mujeres el pasado 20.02.2018 presentada por grupos de la oposición, que fuera admitida a trámite el 10.11.2017. Sin mencionar que la Ley para la Igualdad Efectiva de Hombres y Mujeres del 22.03.2007, en la que se abstuvo el PP, ha sido hasta el momento un brindis al sol.

“A la huelga compañera, no vayas a trabajar/ Deja el cazo, la herramienta, el teclado y el ipad/ A la huelga diez, a la huelga cien, a la huelga madre tu también/A la huelga cien, a la huelga mil, yo por ellas madre y ellas por mí”.

Estrofa de un atronador cántico que millares de bilbaínas entonaron en aquella fecha memorable, y que conservaré en mi memoria. Por todo lo que me has hecho sentir, mujer que, silente, haces huelga a la japonesa, día a día, gracias.