Cartas al director

Los dolores de la Dolores

"Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta hacerse incompetentes” (Ortega y Gasset) 

La Dolores también quiere que se suban las pensiones. Pero, hoy, ello no es posible. Le duele, por tanto, dicha imposibilidad. Y se explaya: “Las pensiones las pagamos todos los españoles. Más, no hay dinero para incrementarlas. Y el dinero no nace de los árboles”. A continuación, muy dolorida, critica la demagogia de “quienes piden amentar las pensiones a cambio de reducir el gasto militar, pues todo el mundo quiere estar seguro y no sufrir atentados yihadistas. Y eso cuesta dinero”. Visto su enfoque, yo soy uno de esos demagogos. Tal cual la pensionista  Cristeta que en “El objetivo” de la Sexta criticaba la enorme cifra gastada en defensa a no ser que hubiera peligro inminente de que nos invadieran los marcianos.

La Dolores, quien ni canta coplas ni es de Calatayud, por fortuna para los bilbilitanos, nos hace favores. El favor de protegernos. Y con mucho dolor de su alma se ve obligada a gastar más del presupuesto para Defensa en 2017, cuando  comunicaba al Congreso que sería de 7.639 millones de euros. Pero gastó 11.000 millones más. ¿Qué demagogo habrá filtrado la cifra real? Pues, el Centre Delàs d’Estudis per la Pau. Este organismo es socio en España del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. Gastados 51,4 millones de euros al día, a mí salen 404,00 euros anuales pagados  por cada español. El aumento de mi pensión le supone al erario público 20,00 euros anuales. Vivo con limitaciones, pero La Dolores me brinda seguridad. No necesito contratar a Securitas Direct u  a otra empresa  del ramo.

Una seguridad dice amenazada por el yihadismo. Lo que calla, es que el yihadismo funde sus raíces en el wahabismo, que exporta  la monarquía amiga de Arabia Saudí, régimen al que le vendemos armamento. Yo le recomendaría a La Dolores, aprovechando asueto en su humilde casa en Los Cigarrales de Toledo que leyese a Michel Chossudovsky, economista canadiense, profesor emérito de la Universidad de Ottawa, director del Centre of Research on Globalization, documentando la implicación de los gobiernos occidentales, nuestros aliados, en la aparición del Estado Islámico. Si su nivel de inglés es similar al de M. Rajoy, puede acudir a la obra del español Javier Martín, “El Estado Islámico. Geopolítica del Caos” (Ed. La Catarata, 2015).  Como buena gregaria del Big Brother intenta vendernos la moto, urbi et orbi.

La Dolores ha vivido siempre de la Administración Pública, hasta alcanzar alto puesto en la pirámide de la jerarquía social. Yo, malévolo, reflexiono sobre “El Principio de Peter”, y que compartía Ortega y Gasset. Por mí, no sufra más. Tendrá mi bendición cuando se vaya a casa.