Cartas al director

¿Por qué, Mariano? ¿Por qué?

“No se puede gastar lo que no se tiene” (eslogan de Rajoy en campaña electoral de 2.011)

Quizás,  la respuesta sea tu testificación en el proceso judicial a la llamada trama Gürtel. Lo tuyo es la política,  no la contabilidad. Por eso, el gobierno que presides ha logrado que la deuda pública española siga batiendo récords, hasta absorber el Producto Interior Bruto. No te diré cifras, ya que de matemáticas solamente conoces el número 155. Me dirás,  ello lo acepto, que la deuda es del conjunto de todas las administraciones públicas. Sin embargo, la deuda del Estado representa más de tres cuartos del total. El resto se imputan a las Comunidades Autónomas, a las Corporaciones Locales.

 Convendrás conmigo, entonces, que tu Ley de Estabilidad Presupuestaria   y la regla de gasto de 2012, con las que has maniatado financieramente a las otras administraciones, de poco o nada ha servido. El que nos endeudemos en sí no es cuestión grave. El Estado, como cualquier ciudadano, lo hace para mejorar su calidad de vida, puede endeudarse para prestar mejores servicios a sus ciudadanos. ¿Lo has hecho? ¿Has invertido más en sanidad, educación, prestaciones sociales? Más bien, al contrario, has  llevado a cabo la política del alicate.

Y esta política del alicate, aun así, solo ha servido para incrementar más la deuda,  con pago de intereses en valores a medio y a largo plazo, principalmente. Y esperemos el momento de los vencimientos de su amortización. La amortización ya no la verán mis ojos. Mi hijo, quizás, no herede deuda alguna mía, si no la cuota alícuota por español de la deuda que tú habrás dejado, y con un divergente empeoramiento de los servicios públicos, con la amenaza de no alcanzar una pensión de jubilación y el beneficio de la sanidad pública a las que hubiera tenido derecho. No hables más de deuda heredada de otros, no la has amortizado  y sí incrementado.

La deuda pública, pues, la pagamos todos los españoles. Y si yo  pago, me gustaría saber qué hace tu gobierno con el dinero público. Si nos han endeudado más porque no teníamos el dinero suficiente, ¿en qué lo has gastado? Si no conoces la respuesta, porque la contabilidad te es ajena, por ser disciplina prosaica, para qué hablas de deuda cuando no se tiene dinero, ni mejoría socio-económica alguna como contrapartida. Endeudar así a un país no es que rompa tu sacrosanta unidad territorial, hace añicos a la solidaridad ciudadana, abriendo más la brecha entre ricos, que pueden pagar, si es que no son los beneficiarios de la deuda (banca, compañías eléctricas, industria armamentista, contratistas de obras y servicios públicos con sus comisiones a políticos, entre otros), y los  pobres, que ni lo han comido ni bebido.

 Es de otra España de la que quiero que me hables,  y no de la Cataluña sediciosa. La España de aquellos españoles con dificultades económicas para llegar a fín de mes, por cuanto perciben salarios o pensiones de miseria, de enfermos que empeoran por la larga lista de espera, de demandantes de empleo en la  prolongada cola del paro, de los jóvenes que emigran porque aquí no encuentran expectativas de un futuro digno, de gente en riesgo de exclusión social.