El capitalismo español (la casta) entró en la Unión Europea en 1986 para formar parte del club de los poderosos. Para ello tuvo que aceptar las reglas del juego impuestas por los grandes monopolios capitalistas (especialmente Alemania, Francia, Inglaterra), los cuales se hicieron con el control de los principales recursos económicos de España.
La Unión Europea fue el aparato político que facilitó esta imposición dictatorial. Privatizaron los grandes sectores económicos y los servicios sociales básicos, despojaron al estado de todo, dejándole el único papel de represor policial y militar, y como recaudador de impuestos al pueblo, llevándolo así a un brutal endeudamiento con el capital financiero.
Aprovechando la crisis estructural y usando la herramienta de la Unión Europea, el capital monopolista español (Banesto, Telefónica, Repsol, Endesa, y muchos más), se apropian cada vez de más riqueza robada a la clase obrera y a los sectores populares. Limite al gasto público, guerra imperialista por el control de las riquezas y los mercados, con la OTAN como instrumento de violencia, sirven a este objetivo de enriquecer a la oligarquía, a la casta.
El euro, que facilitó los negocios de los bancos y el saqueo para el pueblo, significó la caída en picado del poder adquisitivo de los salarios un 17,70% y un brutal encarecimiento de la cesta de la compra, de tal manera que los pensionistas nos morimos de hambre.
Derechos sociales y laborales, y servicios públicos básicos, son destruidos por el capital, por la casta, usando el euro, la Unión Europea y la OTAN. Instrumentos de la dictadura del capital para abaratar brutalmente la fuerza del trabajo, mientras aumenta la represión contra la clase obrera y sus organizaciones.
El euro, la Unión Europea, y la OTAN no tienen nada que ver con los intereses del pueblo trabajador. Son herramientas creadas para oprimir y explotar más a la clase obrera y al los pueblos de Europa.
