Cartas al director

Más sobre la sala de fiestas Auria

Recuerdo aquella sala de fiestas que era muy bonita. Pienso además que si hoy la abriesen tal como estaba, con el mismo mobiliario, sería una preciosidad. Recuerdo aquel mobiliario que llamaba la atención por lo moderno que era; también recuerdo a los camareros, así como también a los miembros de la orquesta, dos de ellos eran los hermanos Cudeiro.

También recuerdo algunos espectáculos, así como también por las tarde-noche tenías ocasión de bailar con alguna chica. Era un buen ambiente en que no había  gamberradas. Recuerdo aquello con nostalgia. Sentí mucho que en julio de 1972 fuese cerrada, pero lo que ha sido una verdadera pena y vergüenza es que se pudiese permitir el derribo de aquel edificio para hacer la fealdad del actual. Era un edifico de piedra con hermosos balcones y en el medio había una pequeña torre con una cúpula de color verde. De aquel edificio solo quedan dos columnas de piedra pulida de color gris en el bajo fachada.

Recuerdo cuando había sido la inauguración, el sábado 30 de abril de 1960, día de San Amador. Por aquellas fechas los sueldos andaban por las 800 y 1.000 pesetas (hoy 5 o 6 euros al mes). El coste de aquello eran 500 pesetas por persona, una cantidad muy alta que incluía la cena, baile, espectáculo y desayuno. Se comentaba entonces que mucha gente había asistido allí para que los viesen y que después debían en muchos sitios. Las consumiciones eran caras. Recuerdo pagar por una jarra de sangría -que seria sobre un litro- 25 pesetas. Aquello, como se dice en el articulo de Fernando Ramos, lo regentaba Luis Blanco Merino, con su hermano, que también era socio, José Antonio, fallecido trágicamente un 23 de febrero de 1975. Comparto los elogios que se hacen sobre dicha sala, podía codearse con las mejores de España y posiblemente era la mejor de Galicia.