Cartas al director

Un mal comienzo

 El año 2015 comenzaba de forma sangrienta en el corazón de Europa. Aquellos que solo ven las manchas del Sol en lugar de guiarse por su resplandor teñían de terror las calles de París. También en un mes de enero de 1977 se cometieron los asesinatos de los abogados laboralistas en el número 55 de la calle de Atocha. En esta ocasión, en lugar de Alá es grande, bajo el grito de ¡Viva Cristo Rey! y con disparos de una Browning 9 mm. Parabellum, y una Star de 9 mm, modelo Super en vez de Kalashnikov, pero igualmente letales, causando cinco muertos y cuatro heridos, ni unos eran musulmanes ni los otros católicos, ambas religiones no indican ese camino, eran terroristas. El mes anterior un comando de los GRAPO había secuestrado a Antonio María de Oriol y Urquijo, presidente del Consejo de Estado. Días mas tarde cientos de policías y guardias civiles se echaron a las calles de Madrid en demanda de un salario digno y su inclusión en el sistema de la Seguridad Social.

La estudiante María Luz Nájera perecía al ser alcanzada por un bote de humo lanzado por los antidisturbios cuando protestaba por la muerte de Arturo Ruiz, otro estudiante muerto por un ultraderechista cuando participaba en una manifestación pro-amnistía en la céntrica Gran Vía madrileña. Solo 24 horas después era secuestrado el teniente general Emilio Villaescusa presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar y apenas doce horas más tarde un grupo de pistoleros fascistas componentes del Comando Hugo Sosa de la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A) irrumpió en el despacho de los abogados laboralistas al que aludía al comienzo. Fue una semana crítica en la incipiente transición española. Al entierro de los abogados asistieron cientos de miles de personas. Fue un acto ejemplar, un clamor silencioso a favor de la libertad y la democracia. El país entero estaba sobrecogido y lleno de estupor.
Solamente la mente perversa del hombre es capaz de cometer tales atrocidades. Hegel opinaba que nadie puede escaparse de su tiempo histórico ya que el espíritu de su época es pues, su propio espíritu. No estoy muy de acuerdo, pero lo dramático es que toca una tenebrosa época de terror y sinrazón. A los hechos me remito.