Cartas al director

Y la muerte muerta

En la década de los 60 del siglo pasado, acaecieron varios acontecimientos que dieron inicio a una nueva época: la revolución de Mayo del 68 en la Sorbona de París, el Concilio Vaticano II y las Apariciones de la Virgen en Garabandal, entre otros. Hay que señalar como dato muy significativo la frase del papa Pablo VI: "Parece que el humo de Satanás se ha infiltrado por una grieta en la Iglesia."  A partir de esa época, como todos lo estamos viendo, la situación social y de la Iglesia Católica ha empeorado y no se ven signos que nos den luz. 

Lo que antecede es negativo, pero tenemos que recordar la festividad de la Divina Misericordia, instituida por el papa San Juan Pablo II. El Amor, el Perdón y la Misericordia de Dios por el hombre es mayor que su pecado por grande que sea. Cristo sigue clavado en la Cruz con los brazos abiertos para darnos su perdón y su paz, y como prueba de su amor por el hombre, se quedó vivo y presente en la Divina Eucaristía para estar junto a Él. Cristo, con su Resurrección, venció a la muerte y dejó a la muerte muerta, y los que crean en Él, igualmente, dejarán muerta a la muerte y participarán de la Vida Eterna.