Cartas al director

A título póstumo

n n n Supongo que esto que escribo será muy común para muchos de los que lo leen, ¿por qué siempre nos acordamos de ellas/os cuando ya no están? Ellas, en este caso las madres son las grandes olvidadas en esos premios “Nobel” de nuestras casas y generalmente se quedan con un premio de consolación. Me siento obligado a reconocer que mi madre, nuestras madres, son lo mejor que nos pasa y nos ha pasado en nuestras vidas y me niego a acordarme de ella cuando ya no esté en casa y ya esté en el cielo. La mirada que desde no sé qué parte de su interior nos ofrecen, el desvelo que desde que somos unos mocosos pasan y sufren, el perdón sin condiciones, el entendimiento de cualquier problema que aunque no tengas razón ella te va ofrecer y encima va a darte la razón, no tiene igual. Ahora que aella, la mía, puedo disfrutarla, besarla, achucharla y esa mirada que me brinda, que me calma, que me hace reflexionar, merece un homenaje un agradecimiento eterno que nunca será suficiente y para nada puede compararse con todo lo que me ha dado, nos han dado; la vida, el cariño incondicional y el mejor consejo nunca recibido.

En mi nombre y en el de los demás: Gracias MAMÁ