Ho, 28 de febrero, tú, Antonio Higuero, cumples 91 años. Y desde la distancia unos y a tu lado otros y en un coro del que formamos parte tus cuatro hijos, nueve nietos y ocho bisnietos y al que seguro se suman además de sus parejas, infinidad de amigos y conocidos y la totalidad de los vecinos de Terroso, tu pueblo, queremos gritarte: ¡¡¡FELICIDADES!!!
Hace unos días, el 11, se cumplieron 70 años de tu boda, y el pasado 25 se cumplieron 14 años de la muerte de mamá. ¡Ya catorce años! Seguro que ella forma parte del secreto de que conserves esa mente lúcida y desde allá seguirá cuidándote y cuidándonos a todos.
¡Quien te lo iba a decir a ti, cuando con 19 años y de guardia en Berrande recorrías caminos y veredas por la frontera y los distintos pueblos de tu demarcación, que setenta y tantos años después podrías recordar aquellos tiempos! Tiempos aquellos sin carreteras, ni luz eléctrica, ni baños, ni alcantarillado. Sin televisiones, ni radios, ni por supuesto móviles porque en la mayoría de los pueblos no había ni teléfono. Tiempos de bicicletas, de coches de línea mixtos -personas y animales-, de linternas, de lareiras, de largas conversaciones y tertulias alrededor de la lumbre. Tiempos de velatorios en la casa del difunto, a la luz de los quinqués con rezos de las mujeres por un lado mientras los hombres pasaban las horas contando sus “batallitas” compartiendo unos tragos de aguardiente y los jóvenes buscaban la penumbra de las esquinas intentando “echar los tejos” a alguna moza casadera.
Que la Virgen de Portas Abertas interceda desde la alto de su cerro allá en Florderrey por todos, que permita sigamos viéndonos allá en tu pueblo, Terroso, te mantenga esa buena forma física y mental y te conceda unos añitos más, por lo menos hasta los 100 y a los demás el llegar a verlo.
Siento no estar ahí este día, pero espero poder darte pronto en persona el abrazo que te mandamos desde Torrevieja. Te queremos, papá y sigue en pie la promesa de celebrar juntos tu centenario. ¡Ya falta menos!
