El 13 de enero nos dejó Salustio Sánchez Vázquez. Digo mal, no nos dejó, eso es algo que él sería incapaz de hacer. Simplemente se fue al Padre, lo que había sido la gran preocupación de su vida. Vivió para el día que se produjera este encuentro.
Fue una persona de fe profunda. Perteneció a las Conferencias de San Vicente de Paul durante más de 50 años, también a la Adoración Nocturna. Hombre culto, humilde, lector empedernido, de carácter afable y dotado de un gran sentido del humor. Excelente maestro, profesión que ejerció con entusiasmo y cariño a lo largo de muchos años.
Los que le conocimos, sentimos su ausencia terrenal, pero nos conforta la idea de que ya por fin alcanzó su meta y que allí donde esté, al lado de Jesús, se acordará de nosotros para hacernos más llevadera nuestra tarea aquí en la tierra.
Salustio, gracias por todo lo que hiciste entre nosotros. La Conferencia de San Vicente Paúl seguirá contando contigo, ya que, de una u otra manera, te las arreglarás para seguir colaborando.
Somos montón los que te queremos. Supongo que al cielo también llegan los abrazos. ¡Ah! no te preocupes, cuidaremos a tu hermana Rosita.
Un abrazo fuerte. D.E.P.
