Cartas al director

Iniciación silenciosa a los juegos de azar, desde menores

Permítanme recordarles sobre la tan atractiva como perniciosa trampa incluida en ciertos videojuegos que son las cajas de botín, o “loot boxes” en inglés. Imaginen el equivalente a un boleto de lotería, comprado en ocasiones con dinero real, mediante el cual obtener objetos virtuales de muy diferentes niveles de valor o utilidad dentro del juego... y, ¡cómo no! los premios más deseados y verdaderamente útiles tienen probabilidades ínfimas de aparecer. Esto incita la compra continuada de estos llamados “loot boxes” para conseguir lo que se desea, creando una espiral de ansiedad ante tal sacacuartos adictivo.

Lo verdaderamente peligroso es que algunos de éstos videojuegos están orientados a un público infantil, al que pervierten con esperanzas vacías de conseguir el ítem intangible por el cual suspiran. Sólo recientemente la Dirección General de Ordenación del Juego, mediante su titular actual Juan Espinosa García, decidió meramente "investigar" la situación junto a otras agencias internacionales equivalentes. ¿Cuál es la duda razonable por la que han tardado tanto en darse cuenta? ¿No importaba el repunte de niñas y niños ludópatas con tal que ricas empresas desarrolladoras de entretenimiento interactivo pudieran llenarse aun más los bolsillos? ¡Protegiendo a los extremadamente vulnerables es necesario actuar cuanto antes!