La muerte no es algo que se supere, es algo que se acepta. Quizá nunca superemos tu partida pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe: el Amor.
Aunque no podamos verte, sentirte, olerte, escuchar tu voz, mirarte a los ojos ni abrazarte, siempre podremos cerrar los ojos para recordarte, para decirte desde lo más hondo de nuestro corazón que te echamos de menos y que te amamos con la misma intensidad que cuando partiste.
Desde ahí nacen los verdaderos consuelos, desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal.
Un año más, y en este día del Padre, te decimos que te extrañamos mucho, pero que el amor que nos diste y el recuerdo que nos dejaste siempre serán una inspiración para nosotros.
¡Felíz día del Padre, Fidel!