Cartas al director

Las entidades financieras

Resulta a todas luces injusto que, cuando se hallan en peligro de quebrar las entidades financieras, sean bancos o cajas, el Gobierno, es decir, todos los españoles, debamos acudir a su rescate con dinero, para evitar que lleguen a quebrar efectivamente y todos los que tienen depositados sus ahorros o tienen abiertas cuentas corrientes, pierdan su dinero, con el gravísimo perjuicio que ello supone para los miles de depositantes, máxime teniendo en cuenta que, cuando esas mismas entidades financieras ganan dinero, no hacen partícipes a nadie que no sean sus accionistas.

Evidentemente, es una injusticia pero el Gobierno de turno afirma que no puede actuar de otra manera, so pena de producir una inmensa decepción y desamparo a esos depositantes, y además porque las actividades de la Banca son básicas para que fluya en crédito a las empresas y a las familias y se faciliten las transacciones comerciales.

Me pregunto si no hay solución para evitar esa flagrante injusticia, y pienso que, durante muchos años, los socialistas defendieron la nacionalización de la Banca para evitar esa situación, aunque finalmente, renunciaron a esa defensa y se adaptaron al sistema capitalista, sin más remilgos ni objeciones.

Ahora bien, desde mi punto de vista liberal, pienso que se podría debatir el implantar un sistema alternativo, o sea, crear una Banca pública bien organizada y extendida a todos los lugares del país donde fuera necesaria, conviviendo con una Banca privada. Aquélla garantizaría plenamente los depósitos de los ahorradores y cuentacorrentistas, por estar totalmente avalada por el Estado y esta última no los garantizaría, pudiendo quebrar como cualquier otra empresa, si los administradores no hubieran sabido gestionarla adecuada y prudentemente. El ciudadano elegiría la Banca con la que deseaba trabajar y abrir una cuenta corriente, sabiendo de antemano cuál era el riesgo de sus dineros, en función de la Banca elegida.