Cartas al director

Libertad de enseñanza

“Con la educación no se juega, ni con la libertad de elección de las familias tampoco” (Rebelión de los padres de alumnos de centros concertados).

El reconocimiento y respeto de la libertad ha sido, históricamente y continúa siendo en la actualidad, un reto permanente. La liberación de la esclavitud, el reconocimiento de derechos individuales y sociales (...), libertad y libertades que en la edad moderna y contemporánea se han expresado de diversas formas y en múltiples declaraciones.

Cervantes expresó la importancia de la libertad, con estas palabras: “Por la libertad y por la honra, amigo Sancho, hay que aventurar hasta la vida”. ¿Qué mueve a tal empeño? ¿Por qué se sitúa su defensa, incluso, hasta arriesgar la vida? Posiblemente a la conciencia de que la libertad es una potencialidad esencial del ser humano, que si es privado de ella, queda reducido a mera ‘cosa’ a un ser inferior.

¿Cómo garantizar la libertad de  enseñanza – educación? Con cierta unanimidad se contesta: reconociendo la dignidad de cada persona, y en los primeros años, dando prioridad a los padres/tutores, y también con iniciativas sociales. El Estado y las Administraciones públicas, cuya razón de ser es favorecer la justicia, tienen una función subsidiaria o de suplencia; así se ha entendido también en otros ámbitos como el económico y el cultural.

Cuando se ha negado la libertad, encontramos las dramáticas experiencias de los totalitarismos.
Son expresiones de libertad en el ámbito de la enseñanza: que los padres puedan educar a sus hijos conforme sus convicciones morales y religiosas; que puedan elegir centros sin ser discriminados; libertad para crear, organizar y dirigir centros educativos; libertad de los profesores para trabajar en la búsqueda de la verdad desde la sinceridad y la competencia profesional; libertad de los alumnos para el desarrollo de sus capacidades y de la participación; libertad  de las personas, individualmente y asociadas, para colaborar en el funcionamiento de los centros de enseñanza y en las políticas educativas.

Para ello, los estados han de  favorecer las iniciativas en este ámbito, por razón de justicia y libertad. Se puede conseguir con centros estatales y centros autónomos, ambos de interés público por su contribución al desarrollo de las personas y de la sociedad.