Cartas al director

Obituario | María Jesús Valeiras

Me pilló de sorpresa, ¡gran sorpresa! Justo momentos después de su muerte con una llamada que agradezco de uno de sus nietos. María Jesús Valeiras, pontina de nacimiento como yo, y de una familia señera de ese entrañable y querido barrio que a los dos nos vio nacer.

Lo primero que me viene a la mente es su señorío, tal vez heredado de sus buenos padres don Alfredo y doña María. La familia Valeiras siempre fue antaño un referente para toda esa zona. Y María Jesús siempre una señora elegante en todo.

María Jesús era una persona que sabía estar y sufrir en silencio, acompañar con cariño y trasmitir cercanía. Una gran amiga que supo estar siempre detrás de su, para mi, inolvidable y entrañable amigo David Ferrer a quien tanto debe la ciudad y la provincia. Con David compartió los momentos alegres, que los hubo y muchos; pero también los tristes como aquel incomprensible cese como presidente de la Diputación. Algo que los amigos nunca olvidaremos, un “regalo” envenenado que supo también María Jesús sufrir en silencio compartiendo las palabras de despedida de David citando al Quijote: “Pasmado quedado heme”, como repitió el cesado presidente. Allí estaba María Jesús detrás.

Supo afrontar los avatares de su empresa y su familia y sin perder ese saber estar tan digno siempre miró hacia delante. Y ahora nos deja ella casi de repente, en pocas horas desde que por la mañana su hijo David la iba a buscar para ir al dentista y acabaron en la Residencia donde falleció a última hora de la tarde de ayer.

Descanse en paz la mujer fuerte, la señora elegante, la amiga fiel. Nunca le pagaré suficientemente que en el año 1998, el 9 de noviembre, unos días después de la muerte de David, con quien compartió aquella larga enfermedad, me acompañase en el funeral de mi madre. Así se lo dije. Fue su primera salida de casa.

Por ella tendré mis oraciones, para ella aplicaré la misa y con ella desearía encontrarme en ese lugar en el que reina la justicia, la paz y la fidelidad.

En estas líneas de prisa y corriendo en mi regreso ayer de Évora a Lisboa, sólo puedo enviar a toda esa familia Ferrer Valeiras el cariño que ellos saben siempre les he tenido y tendré.

Descansa en paz María Jesús y que en ese lugar de gloria te encuentres con tu querido esposo al que amaste y fuiste fiel.