Cartas al director

Desperfectos en la abandonada plaza de San Antonio

 En varias ocasiones he enviado cartas y fotos a ese periódico denunciando los desperfectos en la Plaza de San Antonio. La última, en relación con el mismo motivo que vuelvo a exponer, fue una foto que apareció en la sección “El lector denuncia” el 01/02/2011, comenzando la reparación de las numerosas losetas levantadas que evidenciaba el 24 del mismo mes y año.

A los pocos días de la acción restauradora comenzaron de nuevo a desprenderse, pues las causas motivadoras no fueron atajadas: utilización de la plaza como cancha polideportiva; aparcamiento continuado sobre su plataforma de camiones, furgonetas de reparto y vehículos particulares; y por último el esperado desinterés municipal, que se contentó con su arreglo, olvidándose de su posterior conservación mediante la vigilancia e imposición de las sanciones correspondientes a los infractores.

Durante todo el tiempo transcurrido desde aquella, aunque observador de que los desperfectos se incrementaban, hasta llegar a la deterioradísima situación actual, no he querido volver a insistir sobre este tema, pues me parecía poco coherente solicitar un nuevo gasto al erario municipal, formado por nuestras contribuciones, a sabiendas de que al siguiente día comenzaría de nuevo la destrucción de lo reparado. También porque, dado que no hay mal que por bien no venga, los martirizantes ruidos, producidos por los talluditos patinadores que utilizan la plaza para sus cabriolas, han desaparecido, pues el destrozo del pavimento, producido por ellos mismos, les impide las devastadoras y peligrosas evoluciones con sus tablas.

El accidente ocurrido hace unos días a un niño, al caerse como consecuencia de los grandes huecos que deja el pavimento levantado, denunciado por sus padres a la policía municipal, ha propiciado mi cambio de actitud y a que vuelva a utilizar este medio para exigir a los responsables municipales que se den una vuelta por toda la plaza, rogándoles que tomen buena nota y actúen con la máxima celeridad para arreglarlo, y de paso, también, para limpiar las horrorosas pintadas en las paredes y acondicionar el lamentable estado de la jardinería y de los elevadores, tomando las medidas para minorar o que no se repitan estos desperfectos en el futuro, entre las que debería figurar la colocación de la correspondiente señalización prohibitiva. La situación judicial de la abandonada plaza, que afecta a determinadas licencias concedidas en su subsuelo, no puede servir de excusa para no actuar sobre su superficie.