Cartas al director

En mi casa no, pibe Messi

En mi casa no, pibe Messi. En mi casa ya nunca más. Y pena me da no poder ver y disfrutar de tus goles. Pero a eso he llegado, pues de un tiempo a esta parte las cosas ya no son lo que eran. Política incluida. Y en esto menos. Después de todo es muy probable que ya no sepa a donde he llegado ni a cuento de que ha venido esta actuación tan personal y que tanto afecta a mis más puros sentimientos futbolísticos. De toda la vida, que se dice muy pronto, he sido forofo culé. He llorado y gozado en las tristezas y alegrías de sus victorias y derrotas. He tenido en mis manos la fotos de aquellos Eladio y Segarra dedicadas con todo “efecto” y cariño a un jovencito que ha seguido hasta aquí su estela. Aguantado he lo insoportable en un pueblo lleno de merengues, a los que también he vapuleado en más de una ocasión. En más de un bar he tenido que recoger velas y en otros me he crecido con tus goles y triunfos.

Pero ahora ya no. Ahora es muy posible que no se note siquiera la ausencia de la conexión al próximo partido, por muy importante que sea, incluso la finalísima. Desde hoy, he apagado el canal correspondiente a cualquiera que sea tu partido, liga, copa o lo que juegue el Barça.

El canal de fútbol al que estoy abonado le voy a pedir si me pueden borrar su emisión, o al menos descontármela del pago correspondiente. Como la pela es la pela, será un rebuzno en el océano, no me queda duda alguna. Pero será un rebuzno a lo grande, tal como despedida de soltero, pero sin cava, por supuesto. Y mi canal apagado si se notará, aunque sea muy poco. En honor a la verdad lo llevo mal, pero más me ha costado el dejar de fumar. Y en eso me consuelo. Por lo menos el último partido de Champions sin verte ya lo he sobrepasado y en eso sigo serenamente caminando. Tampoco te deseo que te vaya “chévere”.