Cartas al director

La deriva catalana, con o sin referéndum, continuará

Sin la menor duda, los españoles estamos soportando uno de nuestros peores momentos. Concretamente nos encontramos ante una especie de golpe de Estado, y no precisamente sobrevenido sino anunciado y con escaso tiempo para frenarlo. Se trata, como todos sabemos, del atropello secesionista propiciado por un amplio sector de la clase política catalana, empecinados en la celebración de un ilegal referéndum que culmine con la ruptura de España y la creación de la República Independiente de Cataluña, a lo que obviamente se opone el Gobierno.

La buena política consiste en el arte de prevenir, máxima que en nuestro caso no se ha cumplido ni de lejos. Dejar pasar el tiempo por temor a enfrentarse con los problemas, guste o no, denota la ausencia de un auténtico liderazgo como sucede en nuestro caso. Diga lo que diga Rajoy y con anterioridad su asesor, Pedro Arriola, abusando del mantra de que “el tiempo lo soluciona todo”, no pasa de ser una falacia practicada por la cachaza de nuestro presidente, apoyándose en la estrategia de tratar de extenuar y acorralar al enemigo antes de enfrentarse a él. Situación que a estas alturas resulta prácticamente inútil.

Una mayoría considerable de españoles se muestra a favor de la actitud adoptada por el PSOE y Ciudadanos, sindicatos y empresarios en su apoyo al PP. Afortunadamente existe la creencia de que el Gobierno dispone de la fuerza suficiente para desbaratar la sedición y abortar la tentativa golpe de Estado tal como están difundiendo los medios  Cuestión aparte será cómo y a qué precio se resolverá posteriormente la situación que nos permita recuperar parte de la necesaria tranquilidad a partir del 2 de octubre.  Rajoy se ha comprometido a que el mencionado referéndum jamás llegará a celebrarse y así lo estimamos los ciudadanos mayoritariamente. De suceder lo contrario supondría la inmediata dimisión del presidente.