Cartas al director

Las terrazas y los vecinos

La noche del 25 al 26 de julio salí de noche a tomar algo acompañado de mi mujer después de cenar. A las dos de la madrugada me quedé asombrado de ver todo lleno de mesas y sillas. Es más, las había incluso fluorescentes. Es decir, mesas y sillas que brillaban. Ocupaban mucho espacio, pero en la mayoría estaban vacías o tenían poca gente. En zonas como las calles de los vinos, había que pasar en fila india debido a su acumulación. Además, la música de un pub en las inmediaciones sonaba como si fuera la orquesta de una fiesta. Pobres personas que tienen que vivir en sus inmediaciones.

Aquí las víctimas son los vecinos, que tienen que sufrir el ruido de las terrazas y las músicas a todo volumen hasta altas horas de la madrugada, y no los hosteleros.