Una de las, en mi opinión, más bellas plazas de Ourense, en pleno Casco Vello, está en un absoluto estado de abandono.
Recuerdo cuando esa plaza era un picadero y tras una remodelación se convirtió en un espacio bucólico con su fuente en cascada, su canal central por el que discurría el agua, y una lograda iluminación que resaltaba el aspecto de los magníficos árboles que la pueblan. Todo ello adornado por las hermosas casas blasonadas de Hernán Cortés.
La situación, desde hace ya tiempo, es una fuente seca con su estructura agrietada, un canal central partido en trozos y su desagüe tapado por una plancha metálica. Y por si fuera poco representa un riesgo para los ciudadanos. Los alcorques tienen quince centímetros de profundidad dejando al descubierto la base de las luminarias, con grave riesgo de que alguien se deje un tobillo, sino la cabeza, al caer en ellos. Uno de los enormes árboles está absolutamente seco y conserva dos grandes ramas. Parece que no aprendemos de lo que está ocurriendo en Madrid con situaciones similares de nefastas consecuencias.
No se hace nada, ya no por adecentarla sino por seguridad. Como siempre, hasta que pase algo.
Ya sé que estamos en crisis y apenas hay dinero para nada, pero entiendo que se trata de un tema de prioridades y me pregunto si sería tan costoso extender a la plaza el sistema de alcorques que se implantó en el Paseo, ya puestos. O si urgía tanto gastarse miles de euros en mojones, a mil la unidad, en el paseo del Miño, o en plagar de carteles la zona del Puente Romano, en lugar de aplicar esos recursos a salvar parte de nuestro patrimonio. Aunque fuese por egoísmo de la concejalía, la foto inaugurando la reforma quedaría mucho más vistosa que al lado de un mojón.
