Cartas al director

OBITUARIO | Pepe Ruipérez, adiós a las píldoras de humor

Durante muchos años, Pepe Ruipérez (86 años) fue la firma que encabezaba las píldoras de humor que periódicamente se publicaban en estas páginas. Ruipérez fallecía ayer de repente, sin avisar, casi como si de una más de sus bromas se tratara. Su humor era de la vieja escuela, como correspondía a un hombre que había crecido en los tiempos de La Codorniz, y había bebido en las letras de maestros como Miguel Mihura o Jardiel Poncela. No en vano el teatro fue una de sus aficiones preferidas y las tablas de un escenario el lugar donde se encontraba más a sus anchas. 
Con aquellos artículos, y en apenas cuatro o cinco párrafos, Ruipérez convertía esos hechos cotidianos por los que todos pasamos, situaciones diarias a las que apenas prestamos atención, en una hilarante sucesión de frases que conseguían arrancar una sonrisa a los lectores, cuando no una carcajada, y hacer algo más agradable el inicio de la jornada. “Lo que nunca veremos: decir a una mona que va con su hijito ‘¡que mono tan niño!’; una calle de Ourense sin obras; salir a un árbitro de fútbol a hombros”, es solo una pequeña muestra de uno de sus escritos (éste inédito) que enviaba al periódico con una pulcra letra manuscrita, hasta el día en que su nieta Sara consiguió hacerle cambiar de siglo y enviar sus artículos vía internet.
Familia y amigos le despedirán mañana, a las once de la mañana, con un funeral en la iglesia del Sagrado Corazón, en A Carballeira. Que en el Cielo disfruten ahora de su buen humor.