Cartas al director

El derecho
 a la vivienda

Retomando viejas películas como Los olvidados de Luis Buñuel o Salaam Bombay de Mira Nair podríamos decir que asistimos al frío testimonio de una sociedad en la que cada vez más personas caen fuera del sistema social. O, directamente, no tienen cabida en el sistema de bienestar. Conozco casos particulares, que son sencillamente escalofriantes. Sea de personas o de familias. Hace unos años la justicia francesa ha venido a reconocer el derecho de las personas sin techo a tener vivienda. Hoy es un derecho exigible en los tribunales de dicho pais, de modo que se ha abierto un camino para que se construyan más viviendas sociales.

Nuestra Administración sigue en sus trece y hace todo lo que puede para retrasar la demandas sociales. Entre otras disculpas, dice que no hay dinero cuando en realidad se trata de una cuestión de prioridades. Galicia ha sido tradicionalmente marginada. Lo ha sido con el bipartito y lo está siendo con el PP.

Que el Gobierno central quiere seguir marginando a Galicia, también lo sabemos. Ya lo decía Rosalía en Cantares gallegos. ¡Castellanos de Castilla, tendes corazón de aceiro, alma como as penas dura, e sin entrañas o peito! Y el que no se somete a este escarnio queda marginado de por vida. Salvo los movimientos sociales, esta sociedad pasa mucho de la realidad de la gente sin techo. Es insensible. Muchas familias provocan la caída en la calle de alguno de sus miembros. No se dan cuenta de una actitud cobarde. Debería ser delito; pero no hay una conciencia profunda del problema o lo que el problema en si mismo representa. ¡Qué derecho más elemental, que un techo permanente para quienes padecen esa brutal agresión! A veces se inicia en la propia familia contra un hermano, un padre o un hijo, por una simple cuestión económica (herencia).

Sin duda estamos en un sistema perverso. La perversión no está sin embargo en las cosas, en la persona física, o en el sistema. La perversión se inicia en la esencia misma del ser, en su alma. Y desde ahí se transmite a través de todos sus actos. El problema que nos plantea la exclusión social es de insensibilidad por quienes la ejercen o lo que el problema representa. Al Gobierno le basta ocuparse de la mitad de los españoles. La parte productiva.