Cartas al director

Cuatro mujeres

 Camina con paso firme, unos ojos bellos detrás de una gafas que le dan un aire de fantasía a un bello rostro, día a día, semana a semana, siempre cruzándonos, conozco su forma de andar, su ropa, su peinado, su estilo, pero no, no la conozco, es la alegría del camino al trabajo, es el regalo para la vista por ir a esa hora a la oficina, quizás un día, quizás nunca, pero de todas formas, aunque no llegue a conocerla, ella es parte de mi alegría en un camino incierto.

Camino con paso acelerado, voy a visitar a un amigo, un compañero en el viaje de la vida que esta enfermo, me cruzo en el camino con mucha gente, ahora mismo con un grupo de cuatro señoras, sigo caminando paso un portal, otro, una iglesia y me viene a la cabeza ese grupo de señoras que me he cruzado. Eran tres señoras y una chica, la conozco, ella que no tiene que ver con las tres señoras pero es una más del grupo, se adapto en todo a ellas, sola, abandonada por su marido, no ha sido capaz de capear el temporal. Está sola y sola se refugia en ellas, señoras vencidas a la espera de un mañana incierto, ella es ahora la cuarta del grupo, aunque su edad no diga lo mismo.

Va con paso incierto, mira con curiosidad los escaparates, la gente, los coches, la vida que tiene delante, a unos metros la sigo, tiene un camino, yo tengo el mio, los dos por un momento siguen la misma acera. De una gran belleza eslava, su ropa denota que hace muy poco que esta en la ciudad, se ve que el desconocimiento del entorno y del idioma la hacen refugiarse en si misma, camina observando todo, todo lo que no vera en su trabajo nocturno, camina y los ojos que se cruzan con ella la fiscalizan, la vida no va a ser fácil para ella, la vida se torció un día en su país, aquí trabajará la noche y un día a lo mejor cambia su suerte.

Como todas la mañanas se levanta con la misma tristeza con la que se acostó, su vida no es la que soñó, ni tan siquiera la que quisiera ver con los ojos abiertos, es un sin vivir. Quiere escapar todos los días, volar, sentir el aire y la lluvia en su rostro, sentir la caricia de la vida. Día a día, ve que el camino se va cerrando más, que cada vez el camino es más estrecho, un día tomo una decisión y decido dar ¡una vez más! la ultima oportunidad , ahora sus problemas, obligaciones, quizás también sus temores, ahora esta sentada en su esquina favorita de su cocina, viendo pasar su vida.
No. Acuérdate de que mañana será primavera, y que tu estrella ha llegado y te aconseja; amiga, la vida es bella, tanto como unos ojos verdes en un rostro singular.